“Tardé 10 años en hacerla, porque tenía que responderme muchas preguntas a mí mismo y sobre mi país”, dijo el cineasta ecuatoriano Fernando Mieles, quien está en el país para promocionar su ópera prima: Prometeo Deportado, que se presentará en las carteleras nacionales desde el 25 de enero. Producción cinematográfica que llega al país gracias a Gran Cine, Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) y Tango Bravo.
La historia nació de una experiencia personal del director: “Estudié cine en Cuba y me daba miedo volver a mi país, eso fue en el 93. Me propusieron un trabajo en Europa y vendí todo. Cuando llegué al aeropuerto de Barajas no tenía pasaje de retorno, me detuvieron y ese fue el punto de partida de mi guión. Esa sensación de estar detenido, donde te desesperas y dejas de ser una persona y te conviertes en un número de pasaporte. Estuve en una sala de espera, donde no sé cuánto tiempo pasó”, explicó el cineasta el día de ayer en una rueda de prensa.
Sus primeras palabras en el encuentro fueron de agradecimiento. Además la cinta es una coproducción con Venezuela. “La película se estrenó en el 2010 en Ecuador, y dos años después llega a Venezuela. Pero estoy igual de nervioso como si fuera el primer estreno”, acotó el creador quien tiene sus principales bases de estudios en literatura y teatro.
Enfatizó que es una “película coral, un encierro. Algo innegable. Este era mi conflicto, eran mis miedos, los cuales quería decir, expresar todo lo que soy”.
Empezó a escribir el guión en el 2000, en el 2003 el proyecto recibió su primer premio en el Festival de Jibara al Mejor Guión inédito.
En el 2006 apareció una productora que se enamoró del filme, Oderay Game. A la par el guión no dejaba de recibir ayudas y premios de instituciones privadas y oficiales, tanto de Ecuador, como del exterior. Contó con producción y postproducción del Consejo Nacional de Cine del Ecuador, el fondo del CNAC de Venezuela para producción y la Ayuda del Fondo Ibermedia (es el primer largometraje argumental ecuatoriano en ganarlo), entre otras ayudas.
La travesía finalizó en el 2010. “La intención era plasmar el inconsciente colectivo. No era mi historia, sino la de muchos, no solamente mi voz, sino la de un país”. En la filmación participaron 200 extras y los actores principales eran de teatro. “Porque quería eso, apoyarme en ese nivel de profesionalismo y confianza”.
El rodaje de la película fueron siete semanas. El 98% se filmó es una sala de espera que se construyó en un galpón, donde la temperatura podía alcanzar los 44 grados, “era difícil, pero la labor de la script, que era venezolana, fue genial. Esta era la primera experiencia de este tipo para Ecuador y para mi ciudad, Guayaquil”.
Entre otras cosas, comentó que una de las películas referenciales para su trabajo es El pez que fuma del venezolano Román Chalbaud.
Por su parte, la representante del CNAC expresó que esta iniciativa tiene como objetivo apoyar las producciones pequeñas e incentivar a la integración latinoamericana respecto al cine.
De Gran Cine, Bernardo Rotundo, señaló que la película estuvo en el Festival de Cine Latinoamericano del año pasado, y el octubre, decidieron traerla a las carteleras venezolanas y apostar por un buen público.
En Ecuador la cinta tuvo un éxito rotundo de taquilla en el 2010. “Las salas estaban repletas. Asistieron 180 mil espectadores. Todo el mundo comentaba al respecto. En mi ciudad, Guayaquil, fue un fenómeno de taquilla. El día del estreno, 30 de septiembre del 2010, fue justo en día que secuestraron al Presidente y hubo el intento de Golpe de Estado”, fecha que marcó la historia política de ese país.
Prometeo Deportado es una película coral. Es la historia de 12 personajes, cada uno con su cuento propio, que esperan un destino en un aeropuerto. Todos hacen un viaje interno, espiritual.
“Es un descubrir de una mirada de nosotros mismos, con los ecuatorianos y con los latinoamericanos. Aceptar al otro como realmente es, salir y apostar por cosas nuevas”.
Fotos: Mayelit Valera