Hasta bien entrado el siglo XX la oscuridad marcaba el crepúsculo y los barquisimetanos se recogían tempranito al caer el Sol para evitar encuentros con las ánimas y seres del más allá. Desde siempre las leyendas de espantos y aparecidos forman parte del folklore local, tema que dedicaremos a esta presentación de Historia Menuda.
En 1936 es designado como Gobernador o Presidente del estado Lara el doctor Honorio Sigala y éste encarga al historiador Rafael Silva Uzcátegui escriba una enciclopedia dedicada a la historia de la región. El autor dedica una sección de su obra «Enciclopedia Larense» a las leyendas de espantos y aparecidos, con lo cual se demostraba lo arraigado del tema en la región.
Hace cien años la nómina de espectros era bastante abultada en la ciudad crepuscular y aunque las apariciones disminuyeron con la llegada definitiva de la luz eléctrica en 1916, hasta bien entrado el siglo 20 los avistamientos fantasmales eran frecuentes, tanto así, que en 1935 El Impulso reseñaba en primera página el encuentro de un sujeto en la población de Acarigua con La Llorona.
Espantos como aquella infame mujer que emboscaba a los hombres parranderos y mujeriegios, La Mano peluda, El Carretón del Diablo, El Salvaje y El Silbón, por solo nombrar algunos, se adueñaban de la noche y limitaban la salida de los parroquianos al ocultarse el Sol cada día.
Pero la llegada de la luz, la radio y la televisión pusieron fin paulatinamente a la presencia de espantos y aparecidos que se fueron diluyendo con el tiempo en la tradición oral de la ciudad.