#opinion: ¿Es un mal sueño? por: Luis Orlando Castillo Godoy

Lo voy a relatar de manera de cuento, encendiendo la chispa que tenemos todos los venezolanos. A lo mejor sirve de inspiración para escribir un libro o va  más allá y puede ganar un Oscar como mejor película venezolana, con la palabrita: “Eso lo dijo mi comandante“.
Sucedió una noche hace casi dos años en el sector de Lomas Verdes, cuando un grupo de personas sin autorización alguna de su propietario, irrumpen en terrenos con todas sus partidas de nacimiento legales y anteproyectos de  construcción habidos y por haber. Pasan dos días y por ese mismo sector entra a una casa un muchacho moreno, pelo liso, con un pirsin en la oreja, adolescente y que casi no podía cargar la pistola, le arrebata su vehículo, le pide las llaves, diciéndole el dueño del vehículo, ¡aquí están, y llévese lo que le de la gana!, con el único consuelo que queda decir: “Gracias a Dios que estoy vivo”, “que broma toy salao o me echaron una vaina”.
Al transcurrir el tiempo Fiscalía y Tribunales deciden el desalojo de los terrenos, pensando ¡si hay justicia mi señor! Su asesor legal de los no invitados, comenta que van a desocupar. Muy alegre por aquello, porque ya se va a salir de este suplicio, dice el dueño de los terrenos, pero antes nos vamos a reunir con una funcionaria publica directora de Catastro de la Alcaldía Municipal de Iribarren. Es allí donde comienza de nuevo otro bendito calvario, con una decisión por cuenta propia de esta funcionaria pública de autorizarles a estas personas que desalojen ese terreno, perooooooo que ocupen el 70% de un terreno ejido, donde tengo mi vivienda hace mas de veinticinco años.
Dije: será que me van a tumbar la casa o será que los mando a vivir en ella. En mi pueblo, ya que soy guaro, presumimos que se le llama abuso de autoridad. Fundador del sector en la parte alta con un grupo de personas, donde tengo mi vivienda y actualmente con un anteproyecto de Fundación musical, artesanal, deportivo Santa Rosa, para que funcione en mi vivienda construida sobre el terreno ejido, anteproyecto ya conocido por los Consejos Comunales, por el Conservatorio de Música y el Instituto de Cultura de esa Alcaldía y que va a beneficiar con el tiempo a más de quinientos niños y jóvenes, con el propósito de alejarlos a cometer actos indebidos.
También supongo que por caprichos del destino, como dice la canción, la mencionada funcionaria, no haciendo ningún tipo de análisis, ni averiguaciones, casi tirándolo en el piso, decide que ese anteproyecto Fundasantarosa no lo iba aprobar. “Cónchale pensé, ni el presidente de la República misma”. Otra presunción de abuso de autoridad por parte de esta funcionaria pública.
Volviendo a lo que pasó en esta oficina de la municipalidad, les informé al Consejo Comunal que estoy seguro es la máxima autoridad de esta zona y acordé en ceder en uso parte de ese terreno ejido (pero no el 70% como lo dijo dicha funcionaria), sino 300 mts. disponibles, a unas personas que están residenciadas por el sector de Lomas Verdes y que no poseen vivienda propia, con hijos; consignando todos los recaudas exigidos para la solicitud de esta parcela, ante el departamento de Catastro de dicha Alcaldía. Y a que no adivinan qué hizo la funcionaria publica?: desacató la decisión del Concejo Comunal en no darle el derecho a las personas autorizadas por dicho concejo comunal, sino a las que ella personalmente decidió, cometiendo una vez más, otraaa presunción de abuso de autoridad.
Amigos lectores, ¿como puede progresar un país de esta forma? Mucha inseguridad, la expropiación de los valores y conseguirse personas, funcionarios públicos, que por su cargo cometan innumerables presunciones de abusos de autoridad y que la gente no diga absolutamente nada.
Todo lo que han leído aquí, que se asemeje a la realidad, no es pura casualidad, ni pura coincidencia, es lo que día a día estamos viviendo los venezolanos. Dios quiera que Venezuela llegue de nuevo a unirse, para  seguir siendo un país de respeto y de progreso.
Un ciudadano que ama a su país y defiende sus derechos.