Para recordar:
“Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.”
(Mateo 2:11)
Cuando decimos que ¡Volvió el reparto a domicilio! Con cierta admiración, es porque ahora es llamado: Delivery. Una palabra de origen inglesa, para referirse a los servicios de entrega a domicilio “para colocar bienes y servicios, fondos o información directa desde un lugar de consumo, al cliente que solicita dicha entrega” (es.wikipedia.org).
Solo que hoy, no se usa en la bicicleta de reparto. Por cierto, se sacaban títulos para manejarla, como el que tiene mi suegro, el pastor José E. Rodríguez y las autoridades eran más estrictas para que todo tipo de bicicleta, tuvieran los papeles de propiedad en regla.
Esta actividad, la palpamos hace años atrás, cuando nuestro papá, Claudio M. González, fundó un negocio llamado Supermercado “La Ciencia” y contemplaba el reparto a domicilio, algo que los negocios lo hacía, también, en moto o en camionetas.
Adicionamos a eso, que no había problema con la gasolina y otros detalles que ha tenido que sortear el mundo comercial, para esta época, con la aparición del covid-19, y hoy numerosas personas tuvieron que reinventar estrategias para vender o subsistir ante el desastre económico, ofreciendo este servicio a domicilio, uso de Internet, entre otros.
Según la Biblia, cuando llegaron unos sabios, ricos, llamados magos, estudiosos de las profecías y astronomía, vieron una estrella especial (no sabían que eran ángeles) y entrando a Jerusalén hicieron la pregunta: “¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle” (Mateo 2:2).
Aunque, ellos no estaban practicando el reparto a domicilio o Delivery, la misión la tenían clara: Vinieron de lejos para entregar parte de sus riquezas; de sus dones; para adorar al redentor de la tierra, al Salvador de este mundo, quien se hizo humano y por esa gran fe, por lo cual vinieron, se postraron, lo adoraron y le entregaron: Oro, incienso y mirra.
En la Sagrada Escritura no encontramos nombres de los sabios del oriente y tampoco especifica qué le trajo cada mago, pero, nos llamó la atención el resumen que se realiza en la página web,https://rpp.pe/lima/… y dicen: “el oro entregado por los magos a Jesús era un reconocimiento de su realeza; el incienso, un homenaje, supremo a su divinidad y la mirra, un anuncio a sus padecimientos como redentor de la humanidad”.
Por su parte, E. White, en el libro Deseado de Todas las Gentes, cap. “Su estrella hemos visto”, p. 45-47, menciona que los magos: 1) Entregaron su corazón a Jesús y le reconocieron como su Salvador. 2) Mediante los magos, Dios llamó la atención, en Jerusalén, para dar a conocer el nacimiento de su Hijo, hasta el rey Herodes fue perturbado con tal pregunta. 3)La fe sincera e incorrupta es para (Dios) como oro, incienso y mirra…evidencia que mostraron en Él (Jesús) como Mesías prometido.
Hoy, dada la fecha propuesta por el mundo y la Iglesia Católica, se toma la práctica de los magos para darles regalos a los niños cada 06 de enero, pero acotamos que esta actividad no está refrendada por los primeros cristianos, o en la Biblia.
Pedir regalo al Niño Jesús, tampoco es algo bíblico, pero dentro de la inocencia infantil, “dejamos que río corra”; sin abandonar la enseñanza para qué vino Cristo, y tal vez por eso no todo el mundo ha creído en esta Sagrada historia y desde hace años, personas, culturas enteras, dejaron de pedirle al Niño, para, al contrario, escribirle a Santa Claus; al Viejito Pascuero, a “duendes” que fabrican juguetes y esperan o se imaginan que estos últimos practiquen un Delivery, acto que le resta importancia al nacimiento de Jesús.
Es oportuno, aprender de los sabios de oriente al reconocer a Cristo como nuestro Salvador, y para esta época, por fe, aceptar, resaltar, anunciar, emancipar que ahora está a la diestra de Dios, que es el Rey de reyes, Señor de señores y está preparando su Segundo viaje a la tierra. (Ver: Hebreos 1:3; Apocalipsis 17:14; Juan 14:1-3; Mateo 26:64), para rescatar a quienes, como los magos de antaño, se hayan preparado para tal acontecimiento.
Eduardo Iván González González
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