Con una matrícula de más de 700 estudiantes de educación primaria, en la Escuela Ciudad de Maturín, ubicada en el barrio San José se esfuerzan por mantener la institución en pie luego de 56 años de labor ininterrumpida.
El paso del tiempo y la falta de mantenimiento se deja notar en paredes repletas de grietas, filtraciones, colapso de las cloacas y una infraestructura que va en franca decadencia.
La profesora Betty Martínez, ha visto cómo los gobiernos han pasado pero la decadencia de la institución nadie se ha ocupado de resolverla. En los salones la zozobra de estudiar entre grietas es el pan de cada día de docentes y alumnos.
A pesar de que cuatro consejos comunales se benefician de la institución y ser una Aldea Universitaria abierta de lunes a domingo para funcionar como sede de las diferentes misiones educativas del Gobierno Nacional, la Escuela Ciudad de Maturín no cuenta con los servicios básicos para que sobre todos los más pequeños que acuden a las aulas de clase en horarios de 7:00 de la mañana a 4:00 de la tarde, pueden tener una educación de calidad.
“No tenemos agua en horas de la tarde y las cloacas siempre colapsan. En ocasiones nos hemos visto en la obligación de suspender las clases pues no podemos exponer a los niños a esa situación”.
Indicó que ya han agotado todas las instancias presentando el proyecto para la construcción de una nueva infraestructura, un edificio acorde a las necesidades de los niños que hacen vida en el plantel, pero en ningún ente oficial han recibido respuesta.
Los techos son de zinc, los baños ya tienen años sin ser remodelados, mientras las áreas de las trabajadoras de limpieza es reducida y no apta para el trabajo diario.
Así mismo, el comedor no se da abasto para la cantidad de estudiantes de la institución, quienes deben comer por turnos a falta de espacio.
Ni siquiera la muy promocionada “Gotica de Amor”, ha llegado a la escuela mientras la dotación es escasa y los profesores a fuerza de rifas y verbenas, tratan de atender las necesidades del centro educativo.
La comunidad educativa de esta escuela, espera que se tomen cartas en el asunto y pronto puedan disfrutar de una sede acorde a las necesidades de los niños, nueva infraestructura y servicios como es debido.
Fotos: Simón Alberto Orellana