Aproximadamente 20 años llevaba Rafael Antonio Peña Chirinos (40) trabajando como taxista. A sabiendas de que la profesión era algo peligrosa tenía por costumbre hacerle las carreras a personas conocidas, además para protegerse siempre llevaba dentro de su Chevrolet Spark dorado un pote de gas pimienta.
A las 11 de la noche salió de su residencia ubicada en la urbanización La Mora de Cabudare, municipio Palavecino, porque un cliente lo llamó para que lo buscara en el este de la ciudad. El mismo cliente lo volvió a llamar advirtiéndole que no estaba listo, pero que lo esperara.
Peña Chirinos comenzó a dar vueltas para hacer tiempo. En la avenida Lara fue detenido por dos jóvenes, quienes le solicitaron una carrera. El profesional del volante no tuvo malicia y los montó. Cuando iban bajando en sentido Barquisimeto–Cabudare, los sujetos le indicaron que se trataba de un atraco y al parecer dentro del vehículo hubo una pelea entre los delincuentes y el taxista, quien para defenderse sacó su gas pimienta (utilizado como arma de defensa personal, que causa ardor y picazón en el rostro) y los roció sobre la cara de los ladrones. Estos le propinaron un tiro en el pecho del lado izquierdo y lo tiraron herido en la redoma de Santa Rosa.
Peña Chirinos tuvo la habilidad de sacar su teléfono celular para llamar a sus sobrinos a fin de que lo auxiliaran y en medio de todo les contó lo sucedido y hasta les dio las características físicas y la descripción de la vestimenta de las personas que lo atacaron.
Peña Chirinos fue llevado hasta el Hospital Central Antonio María Pineda en donde ingresó a las 11:45 de la noche del jueves; fue atendido y subido a pabellón, en medio de la operación a las 12:30 de la madrugada de ayer no aguantó y falleció.
Presunto homicida atrapado
Paralelo a toda la agonía del taxista, los dos delincuentes que se trasladaban en el Spark dorado de placas GDX 48U se detuvieron debajo del Distribuidor Valle Hondo de Cabudare. Los sujetos se bajaron del carro desesperados con su cara enrojecida, pidiendo agua en la estación de servicio que queda allí, para calmar el ardor. De forma inmediata los hombres se dispersaron, uno agarró para los lados de un supermercado y el otro hacia una quebrada.
En el momento iba pasando una patrulla de Polilara, que fue detenida por las personas de la bomba quienes les dijeron que dos sujetos habían abandonado el carro y precisamente en ese instante llegaron otras personas a bordo de una camioneta, avisando que de ese vehículo habían lanzado a una persona herida.
Los funcionarios se alertaron y comenzaron a buscar y a 10 metros de la quebrada avistaron a un joven a quien le dieron la voz de alto. Le revisaron su koala que no tenía nada de interés criminalístico, pero observaron que su camisa estaba manchada de anaranjado, producto del gas pimienta que había sido rociado dentro del vehículo, por lo que decidieron detenerlo.
En la inspección hecha en el carro encontraron una concha que pertenece a un proyectil calibre 22, así como el pote del gas pimienta.
Como Edwar Miguel García Márquez, de 20 años de edad, fue identificado el presunto homicida, quien tiene como residencia la urbanización Agua Clara, ubicada en Araure, estado Portuguesa. Dijo trabajar para el restaurante El Tazón del Abuelo.
Entre las versiones que dio este hombre, es que él era un pasajero que iba con la víctima y le solicitó la carrera y dos sujetos los abordaron, forcejearon, hirieron al taxista y asustado agarró el vehículo y se paró en la estación de servicio. Sin embargo la bomba de Valle Hondo tiene videos, los cuales serán revisados por parte de los expertos del Cicpc y así se sabrá si es el detenido o los testigos los que dicen la verdad de lo sucedido.
Una familia lo llora
Familiares de la víctima fatal quienes no quisieron identificarse por temor a represalias, se encontraban en las afueras de la morgue desconsolados por lo sucedido. Peña Chirinos era el quinto de seis hermanos, deja huérfanos tres hijos, entre ellos un adolescente de 15 años y un niño de apenas 7 años.
La víctima aparte de ser taxista, tenía una empresa impermeabilizadora con la que trabajaba a diario.
En lo que va de año en el estado Lara, seis profesionales del volante han muerto en manos del hampa.
Fotos: Edickson Durán/Emanuele Sorge