Aunque tardía la justicia se impuso en el caso de la masacre de El Tostao

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Mucho es el sufrimiento, dolor, tristeza, lágrimas derramadas y desvelos experimentados por los pocos miembros que quedan del nucleo larense Rojas Colmenares.

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Y es que no es para menos porque en apenas una semana perdieron a tres miembros de esta honesta y humilde familia que por décadas ha vivido en el barrio El Tostao, en el sector Las Colinas, calle Zamora, casa sin número, al oeste de Barquisimeto.

Los esposos Rafael Rojas (dibujante fallecido hace un par de años y Sobeida Colmenares, pequeña comerciante de una bodega), procrearon cuatro hijos, tres varones y una hembra.

Con esfuerzo, dedicación, trabajo y tesón, los levantaron y educaron en valores para que se convirtieran en buenos ciudadanos.

Rafael Dimas Rojas de 25 años de edad, trabajaba en una empresa de preparación de pintura de carros; Francisco José Rojas, de 19, se dedicaba al oficio de vigilante privado laborando en la panadería Chalet en la Zona Industrial III y Yohalber José Rojas, estudiaba bachillerato en la ciudad de Maracay y formaba parte de la selección regional de Aragua en la disciplina de boxeo. Ninguno po-seía antecedentes o prontuario policial, ni portaban armas de fuego.

Violento operativo policial

El viernes 25 de junio de 2004, a eso de las cuatro de la tarde, hubo un intenso movimiento policial en El Tostao.

Lo que dijeron los vecinos en ese entonces a la familia afectada (por cuanto la madre ni la hermana se encontraban en casa) es que los agentes del orden público llegaron armados y haciendo disparos a la residencia de los Rojas.

Los funcionarios vestían de civil y andaban en dos autos particulares, uno, un Chevrolet Sunfire, color vinotinto.

Lo que le indicaron a los vecinos, en un primer momento es que no salieran de sus moradas porque estaban buscando unos peligrosos delincuentes que habían escapado de la cárcel acusados de haber robado, secuestrado y dado muerte a unos seis choferes de varias rutas.

 

Acribillados

En casa de la familia Rojas estaba Yohalber José y su amigo Jesús Urbano Perozo, ambos de 17 años.

Habían llegado tres días antes procedentes de Maracay donde estudiaban y formaban parte de la selección deportiva de Aragua.

Vinieron a Barquisimeto, recuerda su hermana Sobeida, para invitar a la familia a una competencia de boxeo en la cual participarían la semana posterior.

Peroza estaba acostado en una hamaca en la sala de la casa de un amigo y al escuchar el alboroto y las detonaciones se levantó y trató de cerrar la puerta buscando, quizás, resguardar su integridad física.

Lo que rememora Sobeida, de acuerdo a los comentarios de los vecinos, es que los policías entraron violentamente y forcejearon con el muchacho a quien posteriormente le dieron diecinueve tiros en distintas partes del cuerpo.

El otro muchacho, Yohalber, se estaba bañando y recibió cuatro impactos de bala, en las piernas, barbilla, tórax y antebrazo izquierdo.

La casa quedó toda regada y los heridos fueron llevados en una patrulla oficial que llegó después, a la emergencia del hospital del Seguro Social Pastor Oropeza, pero ingresaron sin signos vitales.

Los desaparecen

A Rafael Dimas lo llama telefónicamente un pariente informándole de la situación irregular en su casa.

Aborda un rapidito y busca a su otro hermano Francisco en su trabajo.

A las 5 y 30 llegan a su residencia y al identificarse no los dejan pasar los funcionarios que se encontraban resguardando la escena.

La populosa comunidad, a esa hora estaba tomada por diferentes comisiones de la Policía regional y el cuerpo detectivesco.

Los hermanos fueron llevados por policías uniformados a la puerta del garaje de la residencia vecina, los golpearon y luego los montaron en el carro tipo  Sunfire, conducido por civiles del departamento de inteligencia. Sobeida Rojas, recuerda que a sus dos hermanos no los reseñaron en ninguna parte ni los llevaron a comisaría alguna. Desde ese momento desaparecieron. La tragedia era doble para la familia, por un lado tenían que enterrar al menor y por la otra buscar por todas partes a Rafael y Francisco. Una semana después éstos  fueron encontrados en estado de descomposición, presentando heridas por armas de fuego, en el sector Turturia, en la vía a Carora.

Versión oficial

La declaración que dio a la prensa el comisario David Ascanio, jefe entonces del Comando Sur de la Fuerza Armada Policial del estado Lara, era que se había registrado un supuesto enfrentamiento entre comisiones especiales y los miembros de la banda “El terror de los Taxistas”, que presuntamente había dado muerte a seis conductores de unidades de transporte público.  

                    

   Fotos: Simón Alberto Orellana

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