Este lunes, renunció el director de delitos electorales del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Richard Pilger, luego de la orden del fiscal general, William Barr, para investigar el supuesto fraude electoral en las presidenciales del pasado martes.
A través de un comunicado interno que se filtró a los medios, Pilger dijo que “habiéndome familiarizado con la nueva norma y sus ramificaciones (…) lamentablemente debo renunciar a mi cargo como director de la División de Crímenes Electorales“.
El ahora ex jefe de delitos electorales lamentó que la orden de Barr derogue una norma de 40 años de no interferencia (federal) en investigaciones de fraude electoral durante el periodo anterior al de certificación de las elecciones.
El Fiscal William Barr criticó fuertemente el lunes el papel de la división comandada por Pilger e instruyó a todos los fiscales del Departamento de Justicia a investigar las supuestas irregularidades en las pasadas elecciones presidenciales antes de que los resultados sean definitivos.
“Autorizo a investigar denuncias sustanciales de irregularidades en el voto o en la tabulación del voto antes de la certificación de las elecciones en sus jurisdicciones en ciertos casos, como ya he hecho yo en instancias específicas“, dijo Barr en un memorando a sus fiscales.
El fiscal añadió que “dichas investigaciones y revisiones pueden realizarse si existen denuncias claras y aparentemente creíbles de irregularidades que, de ser ciertas, podrían potencialmente afectar el resultado de una elección federal en un estado concreto”.
Barra también instruyó también a sus fiscales a descartar denuncias de casos que, de ser ciertos, no afectarían el resultado final, ya que estos pueden retomarse una vez certificados los resultados.
A través del memo, el fiscal mostró una profunda preocupación por los protocolos existentes en el Departamento para una investigación de este tipo, señalando puntualmente que no deben activarse hasta que los resultados sean oficiales.
El Fiscal calificó estos protocolos, como “pasivos y demorados” y dijo que “pueden dar lugar a situaciones en las que una mala conducta electoral no pueda rectificarse de manera realista”.
Pilger por el contrario aludió a dichos protocolos en dimisión porque tienen como objetivo que sean los estados y no el Gobierno federal quien decida las elecciones.
La campaña del mandatario saliente y el Partido Republicano han interpuesto más de una decena de demandas -algunas ya retiradas- en varios estados denunciando supuestas irregularidades, pero aunque esos casos fuesen ciertos no parecen ser suficientes para revertir el resultado.
Para ganar las elecciones en los tribunales, Trump debería darle la vuelta al escrutinio en Pensilvania, Georgia y Nevada o Arizona, todos ellos estados en los que Biden ya ha sido declarado ganador o lidera el escrutinio de forma clara.
Sin embargo, la pagina web oficial de las Elecciones en Estados Unidos que el sábado habían dado a Biden como ganador en Pensilvania y por ende haber cumplido con la cantidad de votos del colegio electoral (270), el lunes volvieron disminuir la cantidad de votos de Joe Biden a 259, es decir, según el nuevo conteo del portal aún el candidato demócrata no ha conseguido los votos necesarios para hacerse con la silla presidencial de la Casa Blanca.