Con sus llamativas plumas de tonalidades naranja y su cresta aplanada, esta ave destaca entre muchas otras, sobre todo en época de cortejo cuando el macho impone su jerarquía con danzas, saltos, vuelos y sonidos.
Es la más pequeña de las dos especies del género Rupicola, la otra es la Rupicola peruviana, nativa de la región andina – amazónica del noroeste y oeste de América del Sur.
Esta especie tiene un marcado dimorfismo sexual, el macho es más grande y las plumas son más llamativas lo que lo hace ser más vistoso que la hembra.
Previo a la copulación, el macho realiza conductas propias del cortejo en un acto llamado Lek, una formación de carácter social, mediante la cual se establecen jerarquías entre los machos. La intención es atraer a las hembras y demostrar su supremacía ante otros machos.
Su nido es construido con barro y material vegetal, que fija con saliva y barro a una barranca rocosa o cerca de corrientes de agua rocosas en la sombra del bosque. Cabe destacar que el macho no participa en la fabricación del nido, ni en la incubación de la puesta, ni en la alimentación de los polluelos.
Por ser principalmente frugívora, esta ave contribuye a distribuir semillas en terrenos fértiles, lo que garantiza la reproducción de los árboles y el mantenimiento en general del hábitat donde se encuentra, por lo cual es responsable del crecimiento y la propagación del 80% de las frutas de su zona.