La Excelsa Patrona continúa recibiendo las oraciones de sus hijos espirituales, cuando cumple su visita número 44 al templo de la Catedral. Antes de ese tiempo lo hacía en la parroquia San Francisco de Asís que funcionaba como iglesia central.
El padre Ángel Castillo, párroco, resaltó la presencia de la Divina Pastora, como una oportunidad para atender las exhortaciones del Hijo. Pidió ver al Niño que reposa en el regazo de la Madre: Jesús.
“El Niño Dios merece nuestra adoración y espera la colaboración de toda de la Iglesia en la difusión del Evangelio”.
De hecho, la misma Virgen María pide obediencia hacia el Mesías: “hagan lo que él les diga” (Juan 2, 5) cuando en las bodas de Caná intercedió por los novios y Jesús transformó el agua en vino. Ayer, las eucaristías con motivo de la visita 157 de la Pastora de Almas a Barquisimeto, iniciaron a las 7.30 de la mañana.
Dios ve el corazón
El Evangelio proclamado este martes (Mc. 1, 21-28) manifiesta por entero el poder de Jesús, incluso, deja ver cómo lo reconocían los espíritus inmundos. “…Has venido a destruirnos? Yo sé que tú eres el Santo de Dios”.
El mensaje que proclamaba a viva voz el Señor de Señores, causaba admiración entre las personas de la sinagoga y continúa ganándola, generación tras generación. Nada ni nadie se resiste a su amor y poderío.
Aquellas familias barquisimetanas y de otras partes del país que tienen integrantes afectados de salud o de avanzada edad, aprovechan el itinerario de la iglesia Catedral para llevar a sus seres queridos hasta la patrona de los larenses.
Personas en sillas de ruedas, con muletas, entre otras dificultades físicas, disponen su corazón para orar con fervor a los pies de la Bienaventurada. Mientras tanto, el cordón de seguridad y orden que integran los jóvenes servidores de la parroquia, garantizan el contacto directo y respetuoso con la Imagen.
Se encargan de propiciar la mayor organización al momento de presentar las ofrendas y educan al resto de fieles acerca de cómo deben comportarse dentro del templo.
Más de 50 muchachos, entre 12 y 26 años, forman parte del grupo de colaboradores que portando un chaleco negro, se distinguen además por la siempre disposición de ayudar a quienes tienen dificultades para caminar o necesitan de mayor información.
Hecho en casa
Claudia y Yamile Arias, nacidas en Colombia pero residenciadas en Barquisimeto desde hace más de 30 años, sirven a la Iglesia Católica desde la sencillez de sus manos. Se dedican a la costura y gracias al oficio que aprendieron de otra integrante de la familia, hoy confeccionan bellos ornamentos para sacerdotes, diáconos, religiosas.
Se trata de un trabajo arduo que cuenta con la bendición del arzobispo de la ciudad, monseñor Antonio López Castillo… una valiosa oportunidad para la Iglesia local, por cuanto este tipo de vestimenta representa un costo muy elevado que parroquias de escasos recursos económicos a veces no pueden cubrir.
“Nosotras ponemos el mayor corazón en cada una de las piezas que confeccionamos. No se trata de comercializar sino de servir a la
Iglesia con un trabajo honrado y que, además, está al alcance de todos, con precios muy solidarios. Vicarías de zonas marginadas, desposeídas por su ubicación, tienen todos los ornamentos gracias a las ofertas que brindamos”.
Son dos jóvenes emprendedoras, habitantes de una popular comunidad de la zona oeste de Barquisimeto y, en los días que estará la Divina Pastora en la Catedral, seguirán atendiendo a los laicos que se interesen por llevar casullas, albas, estolas, dalmáticas, entre otros vestidos, propios del Clero para algún sacerdote amigo o director espiritual.
Agradecen, en primer lugar, a la divina providencia, al padre Pedro Alvarado, párroco de la iglesia San José Obrero y fiel colaborador del proyecto de costura de ornamentos litúrgicos. La exposición de sus creaciones está en las afueras del templo, muy cerca de la casa parroquial y estarán en ese lugar hasta mañana jueves.
Fotos: Elías Rodríguez