Algunos dicen “Panza llena… corazón contento”, otros dirían… “Billetera llena, corazón contento”… ¿Será esta una buena señal de satisfacción financiera? Desde luego que no, nuestra satisfacción como personas o familias, no debe fundamentarse en nuestra solvencia económica.
La insatisfacción financiera surge de mirar hacia dentro de nosotros y ver la realidad de nuestro estilo de vida… y sentir que hay una brecha o abismo entre lo que somos, hacemos y tenemos, y lo que quisiéramos ser, hacer y tener.
Ahora bien, tampoco se debe confundir: Satisfacción no es igual a compromiso. No debe malinterpretarse la satisfacción como falta de interés en desarrollarse, ya sea laboral, académica o materialmente.
Satisfacción es tener la capacidad de tener un buen estado de ánimo, esté pasando tiempos de abundancia como tiempos de escasez. Y tener la capacidad de superarnos por un futuro financieramente más prometedor. ¿Qué nos limita a estar satisfechos con nuestras finanzas?
A.Stress: Por no tener lo que quisiera o lo que otros tienen. Por ejemplo, algunas personas piensan: las vacaciones de mis sueños, el automóvil que quiero, la casa perfecta, productos y servicios para ser una persona de “éxito” y “feliz”, lo que incentiva el consumismo como un camino a la plenitud personal y familiar; no obstante, estos son mitos que se alejan de la realidad.
B. Múltiples deudas: Otro elemento que causa estrés son las múltiples deudas, ya que el consumismo nos podría llevar a gastar más allá de lo que tenemos capacidad de pagar que interrumpen la paz del hogar
C. Inseguridad presupuestaria: Un mes se puede pagar, pero no hay seguridad de que el siguiente sea igual. No tener presupuestos definidos es un factor de insatisfacción, problema de salud, entre otras circunstancias no anticipadas, desajusta el dinero del hogar.
D. Sabotear nuestros planes de ahorro y del hogar: Inseguros y poco comprometidos con el futuro, observando siempre como inalcanzables las metas financieras propuestas en familia.