Vender o “bachaquear” gasolina se ha convertido en un nuevo negocio para algunos ciudadanos desempleados residentes en Acarigua y Araure, ciudades gemelas ubicadas en el estado Portuguesa.
Algunos están conscientes que no es el mecanismo adecuado para generar dinero. Otros aseguran que es un nuevo “negocio temporal” que les permitirá sobrevivir al alto costo de la vida y a la hiperinflación que, según economistas, existe en el país desde hace aproximadamente ocho años.
“No es tan fácil como parece. Hay que ser muy inteligente y tener mucha astucia porque si te descubren puede ser peor. Aunque hay mucha gente que está trabajando en esto y les da hasta para contratar a personas que hagan delivery”, comentó uno de los revendedores de gasolina a Elimpulso.com.
Indicó que algunos dueños de estaciones de servicio “no se prestan” para la venta ilegal de combustible, pero señaló que funcionarios de seguridad que custodian las gasolineras “colaboran” con el negocio si obtienen algún dinero extra.
“Los dueños de las bombas les da miedo, pero a los guardias no. Ellos también necesitan dinero porque lo que les pagan no les alcanza para nada. Yo les llevo desayuno, almuerzo y hasta cena para que me dejen echar gasolina varias veces”, manifestó.
El consultado reveló a esta casa editorial que existen grupos que están en constante comunicación con personas que manejan información oficial sobre la llegada de las gandolas con combustible a las estaciones de servicio y luego son llamados para que discretamente llenen los bidones de gasolina.
“En el grupo donde yo estoy somos cincos y cuando nos avisan nos vamos todos para las bombas y hacemos la cola dos o tres veces. Luego la ofrecemos en 2 dólares y si hay que llevárselas hasta su casa cobramos 3, dependiendo la distancia. Hay grupos que venden 15 litros en 40 dólares, pero ellos trabajan directamente con dueños de establecimientos o negocios grandes y no hacen cola, les llenan discretamente los bidones”, reveló.
Aseguró que a este negocio se incorporaron ingenieros, abogados, profesores, administradores y funcionarios públicos que trabajan tanto en la alcaldía de Araure y de Acarigua.
“Muchos creen que los que venden o bachaquean gasolina son gente de mala reputación y no es así. En este negocio hay profesionales que son padres de familias y sus carreras no les genera ingresos. Deben comprar comida todos los días. No juzgo ni tampoco critico a los funcionarios de la Guardia Nacional, FAES o CICPC porque necesitan y aunque pocos siguen apoyando a este gobierno, ellos también son víctimas de esta crisis”, precisó.