Para recordar:
“…por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad”
(Hebreos 11:16).
“No queremos mártires, no querernos héroes muertos. Y además, a ningún héroe se le exige que enfrente al enemigo desarmado”. Esa fue la posición del gremio médico del estado Monagas, que recogió el diario digital, efectococuyo.com, tras el fallecimiento de la pediatra-neonatólogo, Luz Celeste Duque de Atalido (11/08/2020).
Luz Celeste, fue amiga nuestra y de la familia; especialmente una fiel miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día; quien tristemente pasó a engrosar, para la fecha, la fila de unos 46 médicos fallecidos, producto del coronavirus o Covid-19.
¡No ha debido morir! Aunque Dios está al control, hay errores humanos. Inclusive, su esposo, el doctor Ismael Atalido, cirujano – pediatra, quien también fue afectado por la terrible enfermedad, se vio al borde de la muerte. En varias ocasiones, familiares y amigos tuvieron que solicitar ayuda para encontrar medicamentos, igual para adquirirlos, ya que varios de esos productos los venden en miles de dólares.
En ese aspecto y presuntamente el gobierno nacional, en varias partes del país no ha dotado del traje correcto; no entrega implementos, medicamentos, camas de cuidados intensivos, la logística que tiene que ser aplicada en estos casos, pese al clamor de todos estos servidores de la nación, incluyendo al personal paramédico que han fallecido, y tal vez por eso, el Ejecutivo continúa escondiendo las cifras reales, más bien reprimiendo y hasta encarcelando a quien se queje.
Por todo lo anterior, pudiéramos decir que las profesiones relacionadas con la salud, se han convertido en uno de los trabajos más peligrosas del mundo.
De acuerdo al tema, según la Biblia y el texto inicial, Dios siempre ha existido, y hubo personas que depositaron su confianza en Él. Por ejemplo, la versión bíblica, bliblegateway, en el capítulo 11 del libro de los Hebreos, sub-titula dicho capítulo como: “La fe y sus héroes” y lo hemos escuchamos desde pequeño como: “Héroes de la fe”. Y todos los nombrados fueron héroes y algunos mártires. La mayoría de ellos, murieron creyendo en la promesa de una ciudad celestial y no la vieron. Pero, al venir Jesús, el Hijo de Dios a la tierra, la promesa adquirió más valor porque Él dijo: “En la casa de mi padre, muchas moradas hay, voy pues a preparar lugar para vosotros…” (Juan 14:1-3).
En ese aspecto, el apóstol Pablo mencionó en Hebreos a: Abel (quien ofreció el sacrificio correcto); Enoc (el que no vio la muerte y fue llevado al cielo); Noé (predicó para que se salvara la humanidad antes del diluvio); Abraham (fue llamado “padre de la fe”, quien no escatimó, a pedido de Dios, entregar a su propio hijo Isaac).
También, Pablo mencionó a Moisés, Josué, José, Rahab (ramera, a quién Dios aceptó su ayuda y arrepentimiento), Gedeón, Sansón, y como dijo el propio apóstol: “¿Y qué más digo? Me faltaría tiempo contando…” (11:16).
Como Pablo mencionó a Abraham y Rahab, nos lleva a buscar en Mateo, capítulo 1, “La genealogía de Jesucristo”, donde ellos dos y otros aparecen, y está escrito que hubo 42 generaciones desde Abraham hasta David, pasando por Babilonia, hasta llegar a José, esposo de la bienaventurada, “favorecida” María”, madre de Jesús.
Así llegamos al mayor Héroe y Mártir como Cristo. Aunque se hizo humano, los de aquel entonces mataron a “Dios”, muchos sin saberlo o aceptarlo, porque Jesús escondió su divinidad, para no llevarnos ventaja. Eso justifica que el Hijo de Dios se ofreció antes de la fundación del mundo y se cumplió todo lo escrito de Él en la Biblia. (Ver, entre otros: 1ª Pedro 1:18-20; Génesis 3:15; Isaías 7:14; Mateo 1:21).
Tal vez hoy, figurativamente o literalmente, lo seguimos matando al no aceptarlo como Dios y Salvador, quien no cometió un solo pecado, pero murió por todos los nuestros (Hebreos 4:14-16). Por eso, lo del sacrificio y dado todo lo anterior, preguntamos: ¿Aceptaremos hoy a Jesús y su amable invitación de salvación?
Eduardo Iván González González
www.ventanabiertalmundo.com
