Desde tempranas horas de la mañana, un grupo de habitantes de la conocida urbanización Las Sábilas al norte de la ciudad, cerraron la vía que conecta a Barquisimeto con Duaca, capital del municipio Crespo, en señal de protesta por la situación que se presenta alrededor del suministro del agua en la zona.
Trozos de cartón, desperdicios y cauchos incendiados fueron atravesados en plena carretera para obstaculizar el paso de vehículos y motos, que quedaron atrapados de ambos lados del cierre.
«Queremos agua», dijo Ivette Pérez, habitante de la urbanización y quien expresó que, actualmente, el suministro del servicio a través de los cisternas de Hidrolara no satisface las necesidades de la comunidad. «Queremos que la ciudadana alcaldesa (Amalia Sáez) se aparezca y dé la cara», expresó, respecto a una respuesta alternativa que complemente los servicios existentes. La comunidad que trancó la vía exigía, de forma efusiva, la asistencia de los organismos municipales correspondientes y, en especial, de Amalia Sáez, a quien responsabilizan de la falta de agua potable con la que cuenta la zona del norte, y por ende, la comunidad donde residen.
Pérez indicó que el pasado domingo, consejos comunales de Las Sábilas, acompañado de dirigentes comunales, se reunieron con la presidencia del llenadero de San Juan, para solicitarle que le suministrara los servicios de cisternas para la comunidad y así satisfacer la mencionada necesidad. Sin embargo, “desde ese organismo nos indicaron que no nos podían solucionar nada porque nosotros no estábamos dentro de la programación”, citó la vecina de la comunidad, “nos dijo que nos metiéramos para el presupuesto participativo del año que viene”.
Luego de esa negativa, vecinos decidieron tomar la iniciativa de protestar en la calle para llamar la atención de la burgomaestre del municipio, “mientras ella se baña a diario y tiene agua dulce cuando quiere, nosotros tenemos que luchar por cada cisterna y tanque que compramos”, dijo Juan Suárez, habitante del sector.
Por su parte, Dennis Casaneda indicó que el dinero que deben cancelar todas las semanas para obtener este servicio le impide hacerse de otros bienes, “cobran 8 bolívares por tobo, y mi tanque se llena con 3 pipas y media, 55 bolívares en total”, dijo quien explica que debe racionar lo que compra para que este servicio le dure 15 días y no volver “a hacer el gasto”.
Pérez explicó que la empresa Hidrolara le facilita a la comunidad un total de 40 camiones cisternas mensuales que suministran el servicio de agua de forma gratuita, sin embargo, los 17 mil habitantes que conforman las 522 familias que residen en Las Sábilas, no se dan abasto con esta cantidad de agua, es por ello que piden al organismo municipal que les facilite un servicio similar que permita satisfacer dicha necesidad. Mientras tanto, cisternas particulares ofertan el agua por un precio que compromete los ingresos de los habitantes en esa zona.
Aguas que enferman
Por su parte, Casaneda indicó que el agua comprada a los particulares, viene en mal estado y provoca enfermedades en la colectividad.
Expresó tener un hijo de tres años con parásitos en el intestino debido a los componentes del líquido.
Fotos: Ángel Zambrano
