Los gobiernos por lo general y sobre todo aquellos que se autodenominan benefactores sociales, tienen como práctica repartir dádivas de manera frecuente para dar la impresión que aman y protegen a la ciudadanía. De que son buenos, piadosos y abnegados en sus funciones. En actos públicos y muy publicitados designan ministros y le dan nombres rimbombantes para impresionar y captar el favor de las mayorías, pero en la práctica solo lo hacen como estrategia para mantenerse en el poder.
Igual sucede en la vida diaria con algunas personas con poder adquisitivo quienes se muestran muy buenos y abnegados con su prójimo. Es bueno saber que la abnegación es el sacrificio espontáneo de la voluntad, intereses, deseos y aún de la propia vida para con los demás, pero si no sale de lo más profundo del corazón no tiene ningún sentido. Si el sacrificio de supeditar los intereses propios y los deseos personales por los demás no es espontaneo, la abnegación no es tal y se convierte en una carga insoportable. Pero si se hace mirando la obra expiatoria hecha por nuestro Señor Jesucristo, entonces es un deleite. Si la practicamos como producto de las enseñanzas recibidas mirando la cruz del calvario, es completamente distinto. Y de manera sincera digo que los gobiernos no alcanzan ese nivel y menos si son comunistas. El apóstol Pablo dice. “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación” Rom.15:1,2.
Si bien es cierto los fundadores de la religión cristiana popular, concebían la abnegación como una actividad que se hacía colocándose fuera del contexto cotidiano. En algún recóndito lugar del desierto o en un apartado monasterio eclesiástico. Es la vida de nuestro Señor Jesús la que nos muestra el mejor lugar para practicar la abnegación. O sea, es en nuestra vida cotidiana también donde la vamos a practicar. Tan sencillo como eso. Por ejemplo. Si Ud. tiene su carrito y un vecino va por el mismo lugar que Ud. y necesita la cola y Ud. se hace el loco. O si al salir del culto o la misa una hermanita tiene que ir lejos y Ud. puede llevarla y no lo hace haciéndose el loco todo eso es lo contrario a la abnegación y por lo tanto Ud. anda muy lejos de nuestro Salvador. De ninguna manera es afecto a los ojos de Dios. “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará” Luc.9:23,24.
“La entrega absoluta a seguir a Jesús va acompañada de extraordinarias bendiciones. Sobre nosotros se vierte el espíritu de amor abnegado de Cristo, por lo que la negación del yo es el mayor gozo del corazón y el medio por el que llegamos a una comunión más profunda con Dios” Richard O´Ffill.
Cuando Dios permite que nos cubran las necesidades es por cuanto aspira desarrollemos un espíritu sincero de abnegación. No importa el trato que los gobiernos den a sus gobernados. Ellos pagarán a su debido tiempo. Pero a nosotros quiere pulirnos en nuestro carácter para Vida Eterna. Mire a su alrededor sobre todo en estos tiempos de cuarentena, pandemia y crisis económica y conseguirá a cada momento, una oportunidad para practicar la abnegación, que indudablemente es fruto del ESPÍRITU SANTO.
¡Hasta la semana que viene Dios mediante por la WEB!
William Amaro Gutiérrez