La hiperinflación, las fallas constantes de los servicios públicos, la disminución progresiva del poder adquisitivo de los consumidores y la cuarentena prolongada para evitar el contagio de la COVID-19, son las principales causas de que el 60% de los establecimientos comerciales, en Lara como en el resto del país, haya cerrado o disminuido casi por completo sus actividades en el primer semestre del presente año.
La información fue suministrada por Eldi Montero, el nuevo presidente de la Cámara de Comercio del estado Lara, al ser entrevistado por Elimpulso.com.
Lo grave de la situación es que ninguno de esos problemas ha sido solucionado, sino que por el contrario, se han agravado, añadió de inmediato.
La energía eléctrica ahora tiene mayores interrupciones y por muchas más horas que antes.
A consecuencia de esa falla, también merma el suministro de agua.
El gas y la gasolina no sólo escasean, sino que ahora ha sido restringido el paso de vehículos, incluyendo los de cargas, de un municipio a otro y sólo se permite el tránsito a los que atransportan alimentos. Esto impide, además del transporte de artículos que escasean, como el cloro por ejemplo, el suministro de materias primas para la elaboración de algunos productos y, por supuesto, su distribución.
El mismo transporte de pasajeros a través de los colectivos impide la movilización de los consumidores.
El lujo del aseo urbano
Desde diciembre, aparte del aumento de los impuestos, se ha presentado, sobre todo en Barquisimeto, el alza muy elevado del servicio de aseo urbano y domiciliario. «Nosotros no nos negamos a pagar, sino a considerar la situación por la cual estamos atravesando y por eso hemos tratado de llegar a un acuerdo con la alcaldía, esperando que se tomen en cuenta nuestros planteamientos».
Los dueños de establecimientos se han visto obligados a reducir los horarios de trabajo por la aplicación de medidas gubernamentales, que impiden la presencia de las personas en la calle después de la una de la tarde.
De igual modo, se han alternado los turnos de labores y debido a que no se cumplió la promesa del pago de salarios a los trabajadores por parte del régimen, ningún empleado devenga salario mínimo, sino que se les beneficia con pagos extraordinarios, que les permita cubrir sus necesidades.
Sin embargo, la situación se está tornando cada vez más grave por las causas ya mencionadas y los comerciantes hacen grandes esfuerzos por no cerrar sus establecimientos.
La actividad ha disminuido considerablemente, oscilando entre el 70 y el 80 por ciento, lo que quiere decir que se ha reducido considerablemente el nivel de operaciones y, por supuesto, ha mermado el flujo de caja.
El comercio es una actividad indispensable, porque suple necesidades de la población y, por tanto, quienes se dedican a ese sector lo hacen con mucha responsabilidad y no piden nada, sino que las medidas que se tomen sean previamente consensuadas, para que no sea mayor la crisis por la cual atraviesan.
El cierre de establecimientos no sólo perjudica a quienes han invertido en sus negocios, sino a los trabajadores, ya que cuando se bajan las santamarías, quedan cesantes numerosas familias y, por ende, afectan a familias, que generalmente tienen hijos pequeños.