“Hemos tenido un retroceso de cien años, ya que volvimos al uso de los bueyes para arar la tierra y a los caballos para poder cumplir con las actividades del campo”, se lamenta Javier Barrera, productor de papa
Como hace cien años, los productores del municipio Andrés Eloy Blanco, cuya capital es Sanare, están arando las tierras para el cultivo con yuntas de bueyes y utilizado caballos en las labores agrícolas.
A este retroceso en las actividades han sido llevados los campesinos como consecuencia de la falta de combustible, declara para Elimpulso.com, Javier Barreras, productor de papas.
“Hacemos esto, porque no sabemos hacer otra cosa”, justifica el sacrificio que los campesinos realizan todos los días para cultivar la tierra.
“No hay insumos en el país y los que se consiguen tenemos que pagarlos en dólares”, afirma. Un kilo de semilla cuesta un dólar, que es más de doscientos mil bolívares; y un saco de 50 kilos de fertilizantes, entre 35 y 40 dólares.
En Andrés Eloy Blanco, que fue considerado el primer municipio productor de papa del país hasta hace veinte años, se utilizaban dos tipos de semillas: la granola, de Canadá; y la Kennedy, de Isla del Príncipe, en el Reino Unido.
La que estamos utilizando desde hace ya varios años es una pasilla, dice, en relación a la adaptada durante cuatro o cinco años de la original criolla, generada en los Andes, que a su vez proviene de la importada. Naturalmente, su rendimiento decrece porque con el paso del tiempo se va reduciendo su tamaño en la reproducción y el producto pierde calidad.
Producción en caída
Barreras dice que este año la producción será muy baja, no sólo porque cada vez se siembra menos por los costos de los insumos, sino porque el verano fue muy prolongado, ya que duró siete meses y medio. Además, la falta de combustible impidió la siembra oportuna.
“Hemos tenido un retroceso de cien años, ya que volvimos al uso de los bueyes para arar la tierra y a los caballos para poder cumplir con las actividades del campo”, se lamenta Javier Barrera, productor de papa.
“¿Cómo vamos a llevar los tractores a la bomba de gasolina, que está en el pueblo, si no tenemos el combustible para movilizarlo?”, se preguntó.
Denunció que los funcionarios de la alcaldía dijeron que sí iban a vender la gasolina en bidones, pero los interesados tenían que presentar en la bomba el carnet de la patria.
Como se puso esa condición, fueron más los que no pudieron tener el combustible que los que lo consiguieron.
“Esto no habría ocurrido si existiera Agroisleña, que nos proporcionaba la semilla, el abono, los fertilizantes, los químicos para combatir las plagas y el financiamiento”, expuso. “Nada de eso hay ahora”.