Pertenece a la generación Einstein o digital dado que nace en 1986 para formarse íntegramente al compás de las nuevas tecnologías de la posmodernidad. Ello, aunque curiosamente extraña las añejas tecnologías analógicas a las cuales atribuye virtudes creativas.
Es Violeta Cruz con estudios académicos superiores de música y acústica galardonada con el Premio Nacional de Composición en Colombia. A su corta edad ha incursionado exitosamente en el difícil arte de la ópera y ahora el teatro en escenarios internacionales. Sus retos y objetivos superan las del común de la gente para hacerla un ser especial.
De tal forma se ha convertido en la inspiradora y productora de la obra teatral “El tiempo apremia”, un monologo en la onda del espectáculo musical, presentada en diciembre de 2019 en la Peniche La Pop de París con libreto de Guy-Loup Boismeau y actuación de Jos Houben. Una obra centrada en las labores de un periodista radial de los que a diario emiten por la variedad de estaciones colombianas.
Vehemencia por la radiodifusión
Desde niña Cruz sintió interés por el mundo de las ondas hertzianas en su hogar donde el medio estaba presente diariamente con sus sonidos. Un hecho que ratifica la enraizada cultural radiofónica en el pueblo colombiano. Los colombianos están pegados a la radio todo el día para entretenerse e informarse. Luego, están los periódicos, la televisión y ahora las tecnologías de la información y comunicación, entre éstas las redes sociales.
Ella conoce el lenguaje de la radio: sonido, palabra, música y silencio.Así pues, uno de sus retos ha sido penetrar los códigos de su idioma. En su opinión la música es la ilustradora de la radio. Mientras que está alerta ante el silencio o la pausa cuyo desconocimiento o mal empleo puede resultar fatal.
La dupla radio-teatro
Por lo que Violeta Cruz se planteó conocer por dentro el proceso de un noticiario para la producción de su obra teatral. Su epicentro lo fue el periodista narrador del mismo.
Ha sido como una suerte de trabajo de campo a partir de la escucha persistente de un noticiario radial que en Colombia tienen un carácter temporal y no reflejo.
Toda inquietud imagina e indaga a la distancia cómo es la vida de ese hombre o mujer que todos los días irrumpe en los hogares, oficinas o automóviles como si fuera uno más de la familia. Visto que para hacerlo nunca pide permiso estableciendo un diálogo íntimo con el receptor que le sigue atento para pasarla bien o simplemente enterarse de las noticias.
A Cruz le llama la atención la barrera que surge entre ese profesional del micrófono y el oyente. Según su parecer ese distanciamiento lo establece el encerrado estudio y la consola. Se detiene en la vida privada de ese profesional de la noticia generalmente ignorada por el público. Le asalta saber ¿si es feliz o infeliz?Un hecho que suele escapar a las consideraciones del oyente.
Lo emprendido no es una indagación científica del flujo informativo de un medio o noticiario. Es más bien una aproximación a la vida y actividad de su principal protagonista: el periodista cuya intimidad se desconoce y que generalmente queda a merced del imaginario del oyente. Es lo que se plantea Violeta cruz en El tiempo apremia.
De esa experiencia también reflexiona sobre las relaciones de objetividad y subjetividad que se suscitan durante el desarrollo del espacio. Refiere sorprendida por ejemplo cuando se registraba la confesional narración de noticias y los comentarios de las mismas suscitan. Se trata de dos formas de comunicar información desde perspectivas distintas. Más comentarios la llevan a pensar que faltan noticias, según su apreciación.
Lo escuchado fue la materia prima para la producción de esta obra teatral, que valora altamente el medio de comunicación inventado por el italiano Guillermo Marconi.
Por la poesía
Curiosamente Violeta Cruz es de las pocas personas que percibe un potencial poético en la radio. Un hecho reconfortante visto que algunos sectores intelectuales y académicos califican de subliteratura lo escrito para la radio.
Según nuestro entender la poesía por radio es una forma de comunicación fundamentalmente expresiva que dota al mensaje de riqueza y encanto.Este arte en la radio se nos presenta a través dos vertientes: La palabra poética genérica propiamente dicha a través de la recitación de un texto y la que deriva del específico lenguaje radiofónico.
Por ende, estimamos que lo planteado por Cruz encaja en las posibilidades estéticas del lenguaje radiofónico. Un tema que nos remite a la magia que se le atribuye al medio a través de su expresividad que le es consustancial demostrado por el norteamericano Orson Welles. Pese a sus detractores existe una estética de la radio. Pero que no se usa y mucho menos se ha desarrollado como un hecho ordinario y no extraordinario. Aunque resulte chocante, la excepción la hace en parte la radio europea dedicada a la máxima producción.
Estamos ante una estudiosa e investigadora del lenguaje radiofónico, la punta de lanza para el montaje de esta pieza teatral. Un homenaje a la radio y un periodista radiofónico su protagonista.
Con una modestia a flor de piel Violeta Cruz nos deja el alentador mensaje del estudio constante bien sea formal o informal. Pues no basta con la experiencia o poseer condiciones naturales. Ello visto que en la radio abundan los empíricos dados al practicismo y opuestos al estudio y la teoría.
Freddy Torrealba Z.