#OPINIÓN Por la puerta del sol (73): Patente de corso #13Jun

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El hombre que tiene en sus manos todo el poder, es aquel sujeto que por bueno que haya sido, al sentarse en la silla de oro del poder termina enseñando a su pueblo la feroz bestia que lleva dentro.

La llamada Patente de corso es el abuso sin freno que quien está arriba comete contra los demás. Son leyes y principios que llaman Códigos de moral, defensa y legalidad que muchas veces se convierten en instrumentos para cometer las más viles aberraciones al amparo del poder.

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Se inició el corso entre los siglos XVI y XVIII.

El corsario era un navegante al que el gobierno de su país le otorgaba una «Patente de Corso» o permiso que le daba autorización de capturar o saquear embarcaciones, consideradas enemigos de la región.

Estos documentos los firmaba el monarca, cuyos primeros fueron los ingleses y franceses, después otros monarcas siguieron sus aberrantes pasos.

En la historia del mundo encontramos muchos ejemplos de abusos amparados en una Patente de Corso, la mayoría referidos a gobiernos de tipo militar y dictatorial como fueron los casos de Musolini, de Hitler, de Franco, de Pinochet, Hussein, etc. Este Corso legitima la barbarie, la violencia y vandalismo a que tuviera que llegar un gobernante para obtener sus fines macabros.

Las acciones de los nuevos tiranos en nada pueden envidiar a los bárbaros de ayer. Cuba es un pueblo oprimido en cuya mirada apática y falta de coraje se vislumbra el sometimiento a la barbarie y brutalidad de una dictadura que utiliza la «Patente de Corso» para imponer toda la crueldad que solo un déspota es capaz de aplicar contra quienes confiaron en él, convirtiéndose en el peor de sus verdugos.

No se puede entender por qué cuando las personas llegan a puestos públicos son tan faltos de educación y modales, suponiendo ellos que su posición les permite abusar, irrespetar, discriminar y fastidiar a los demás, creyendo que su estatus de empleado público le ha puesto en la frente el permiso -patente de corso- para obrar con la más descarada impunidad.

Alemania utilizó la patente de Corso asaltando los territorios de la Unión Soviética, error que la llevó al derrumbe de su imperio.

El mundo cuenta con bárbaros gobernantes que aplican la fulana patente, hoy entre esos el de Corea del Norte, el de Irán, Irak, Pakistán, Nicaragua, Venezuela, etc. Son lugares donde se emplea más que en otras partes la «Patente de Corso» para reprimir brutalmente las protestas contra su dictador.

De Birmania, otro Estado represivo es nativo el premio Nobel de la Paz 1962 señora Aung Suu Kyi, líder del movimiento demócrata.

«Los Dictadores podrán conseguir que el camello (pueblo) llegue al abrevadero, pero nunca podrán obligarlo a que beba a la fuerza del agua que no quiere beber»

(Proverbio árabe)

Ponerse en los miedos de otros es aprender a no caer en el terreno de las hienas. -Quien siembra miedos, hambre y terror, amparado en su criminal «Patente de Corso» siembra las tempestades que no darán descanso al alma y conciencia de quién las provoca.

El poder no es eterno y nunca nadie podrá considerarse victorioso, porque es en la misma victoria donde él mismo va procreando la revancha del derrotado.

Cuidado abusador, recuerda que No hay enemigo pequeño…

Amanda Niño de Victoria

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