Con la Navidad, se removieron los sentimientos de los barquisimetanos con familiares fallecidos. Estar un rato a solas con el ser querido que reposa en el camposanto, es el consuelo y momento de paz de quienes siguen viviendo.
A la patria eterna se han marchado pero siguen vivos en el recuerdo de sus familias y amigos. Por esa razón, aprovechan estos días previos al Fin de Año para, de cierta forma, reencontrarse con sus seres amados en cada visita realizada al cementerio.
De hecho, hay quienes comparten no sólo oraciones, a los pies de la tumba de algún familiar, sino que hasta sirven vino y recuerdan las festividades navideñas que vivieron juntos en el pasado. Otros, en cambio, más confortados gracias a la fe en Dios, participan de eucaris-tías en memoria de los difuntos.
Los cementerios municipales permanecen repletos de ciudadanos que justamente van a visitar las tumbas de la parentela. Se esfuerzan por no olvidar a quienes ahora descansan junto al Padre.
Mantenimiento
Por otro lado, es evidente la falta de mantenimiento en los camposantos municipales. En el Cementerio Nuevo, ubicado en la vía Quíbor, hace falta limpiar la maleza y sustituir buena parte de la iluminación. Se convirtió en un lugar para la delincuencia donde atacan a las personas que van a visitar a sus seres queridos fallecidos.
Varios asaltos y hasta un asesinato se ha cometido en este cementerio donde las personas prefieren ir en la mañana, pensando en estar a salvo de los antisociales si acuden más temprano a limpiar las tumbas y colocar las flores.
Lo mismo sucede en Tamaca y el de la calle 42, llenos de matorrales y azotado por la inseguridad. En este sentido, los vecinos de comunidades vecinas a los cementerios, solicitan a la autoridad municipal el pronto mantenimiento de las instalaciones, de lo contrario, entre la maleza, seguirán ocultándose los delincuentes.
En el caso del camposanto Bella Vista, al lado del Terminal de Pasajeros, debe existir una atención más exhaustiva por el hecho de que ahí viven incluso personas de la tribu Yukpa. Usan las tumbas como camas y toman baños con las tomas de agua que tiene el cementerio.
Un drama social que no cuenta con la asistencia de las autoridades, pese al sufrimiento de niños, mujeres y hombres indígenas.
Fotos: Dedwison Álvarez
