El presidente Donald Trump extendió las restricciones de viaje desde los países más afectados por el coronavirus al rechazar el domingo el ingreso de extranjeros procedentes de Brasil, que tiene la segunda mayor cantidad de casos confirmados de la enfermedad, sólo detrás de Estados Unidos.
Trump ya había restringido a ciertos viajeros procedentes de China, Gran Bretaña, Irlanda y otros países de Europa, y, en menor grado, de Irán. No ha aplicado prohibiciones a los viajes desde Rusia, con el tercer mayor número de infecciones en el planeta.
El mandatario dijo la semana pasada que estaba sopesando limitar los viajes desde Brasil.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, indicó que la medida del domingo es “otra acción decisiva para proteger a nuestro país” por parte de Trump, cuya gestión de la pandemia ha sido fuertemente criticada.
Estados Unidos tiene la mayor cantidad de infecciones en todo el mundo con más de 1,6 millones de casos confirmados, y se prevé que el número de muertos rebase pronto los 100.000, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Brasil, el país más afectado de América Latina, es segundo a nivel mundial con más de 347.000 casos y más de 22.000 defunciones. El tercero en la lista es Rusia, con más de 344.000 contagios reportados y al menos 3.500 fallecimientos.
La Casa Blanca no respondió de inmediato a las consultas sobre si habría restricciones a los viajes desde Rusia.
“La medida de hoy ayudará a garantizar que los extranjeros que hayan estado en Brasil no se conviertan en foco de infecciones adicionales en nuestro país”, comentó McEnany.
Filipe Martins, asesor del presidente brasileño Jair Bolsonaro en cuestiones internacionales, indicó que Estados Unidos estaba tratando a Brasil en forma similar a la manera en la que está tratando a otros países con gran número de habitantes, e insinuó que la prensa le estaba dando demasiada importancia a la medida.
“Al prohibir temporalmente el ingreso de brasileños a Estados Unidos, el gobierno estadounidense está siguiendo los parámetros cuantitativos previamente establecidos que naturalmente alcanzan a un país tan poblado como el nuestro”, tuiteó Martins. “No es algo específico en contra de Brasil. Ignoren la histeria de la prensa”.
Bolsonaro ha minimizado reiteradamente al coronavirus, llamándolo una “gripita” e insistiendo que el cierre de negocios y el emitir recomendaciones de confinamiento generará a la larga más adversidades al devastar la economía. El mandatario despidió a su primer ministro de Salud por contradecirlo y respaldar las restricciones que impusieron algunos gobernadores del país. Su segundo ministro renunció después de expresar públicamente su oposición a las recomendaciones de Bolsonaro de recetar un medicamento contra la malaria, la cloroquina, para tratar la enfermedad COVID-19 causada por el virus.
En una entrevista transmitida el domingo en Estados Unidos, Trump dijo que completó su tratamiento de un fármaco relacionado, la hidrocloroquina, como una medida para evitar el contagio.
La postura de Bolsonaro ha sido similar a la de Trump, quien en los primeros días del brote intentó restarle importancia a la severidad e insinuó que los pocos casos que había en Estados Unidos “simplemente desaparecerían”. Después de acceder a alentar a los estadounidenses a practicar el distanciamiento social, Trump comenzó a decir que “la cura no puede ser peor que el problema en sí mismo”. Ha presionado agresivamente a los gobernadores para que permitan la reapertura de comercios y él ha estado viajando más.
En tanto, el número de casos en Brasil continúa en aumento, lo que ha puesto a hospitales de varios estados del país al borde del colapso, e incluso la ciudad amazónica de Manaos ha tenido que enterrar a las víctimas en fosas comunes. La tasa de letalidad se ha ido acelerando y, con el punto más alto de casos aún en el horizonte, el país sólo cuenta con un ministro de Salud interino.
Brasil tiene más de 360.000 casos de COVID-19, según datos del ministerio de Salud difundidos la noche del domingo. Los expertos consideran que la cifra real es mucho mayor debido a las pocas pruebas de diagnóstico. La dependencia informó más de 22.600 fallecimientos.
La Casa Blanca señaló el domingo que planea donar más de 1.000 ventiladores mecánicos a Brasil.
La restricción a los viajes desde el país sudamericano entrará en vigor el jueves en la tarde. Al igual que con otras medidas similares, no es aplicable a los residentes legales. Los cónyuges, padres o hijos de ciudadanos estadounidenses o residentes legales también podrán ingresar al país. Las restricciones tampoco se aplican al comercio entre ambas naciones.
Horas antes, Robert O’Brien, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, dijo que era probable que se diera a conocer la medida.
“Nos preocupa la gente del hemisferio sur y ciertamente el pueblo brasileño. Lo están pasando mal”, dijo al programa “Face the Nation» de CBS. Declaró que lo más probable es que la restricción sea temporal.
“Pero, debido a la situación en Brasil, vamos a tomar todas las medidas necesarias para proteger al pueblo estadounidense”, puntualizó O’Brien.
Datos de la agencia de aviación civil de Brasil indican que ya ha habido una marcada reducción de vuelos hacia Estados Unidos desde la nación sudamericana. En febrero de este año hubo más de 700 vuelos desde Brasil a territorio estadounidense, cifra que se redujo a apenas 140 en abril.