Tuve un sueño; donde nos encontramos como pobladores de una montaña, riendo y celebrando la vida tranquila y campestre, con mezclas de imágenes que recuerdan la pintura del Jardín de las delicias, del pintor holandés El Bosco… ¡Claro! tropicalizadas en las montañas larenses del Municipio Morán. En mi sueño estuve como testigo, incrédula de ver lo que ocurría, pues aun en las dimensiones del pensamiento que se abren al dormir, no tenía amnesia de la realidad que podía vivir al despertar.
Entonces, no entendía cómo pasar del hoy con las historias de un hombre llamado “Wilexis” de Petare, vengando el caos de su barrio, en contraste a la danza anacrónica que se presentaba en Humocaro. Forcé mi imaginación en conciliar ambos escenarios. De pronto el “paraíso” del sueño tomó formas creíbles. Y una especie de guerrilla asedió la montaña, cambiando mi rol de espectadora, fui una más de los muchos secuestrados en una casa inmensa.
Me llamó la atención observar montones de periódicos amarillentos con un revolver Smith and Wesson negro, fungiendo de pisapapeles. (en el sueño los diarios impresos existían hecho que también fue impactante) Aun más curioso fue observar que las noticias narradas tenían de protagonistas a personajes de antaño. Ver al “Buen Revolucionario” del Ché Guevara (en palabras de Carlos Rangel) asumiendo espacios en ministerios en nuestra República y otras imágenes con militares gobernando convirtieron el mágico escenario natural en una pesadilla. Mientras tanto la horda que nos tenía secuestrados lanzaba vítores al vengador petareño: ¡Dios salve a Wilexis!…
Estimado lector, de este sueño que produjo monstruos pude despertar. Y percibirme como una ser humano más, contrariada por el entorno salvaje venezolano. Si la costumbre es el caos, la Ley como producto del aparato estatal no logra el efecto de hacer ciudadanos… de esta forma, un texto que consagra ideales libertarios y armonizadores de conductas, y un poder que no se ejerce son total hipocresía cuando ninguna de estas instituciones logra detener la balacera. .
Conocer la masacre del Centro Penitenciario de los Llanos, y los días del vengador de Petare debe movernos adentro. De ninguna forma para exaltar el liderazgo ejercido en medio del terror que produce la anomia. Si algún anarquista pensó que abolir el Estado era la solución para otorgar más libertades al hombre, bien le vendría un viaje a nuestro territorio. Donde el experimento ha dado como resultados a una sociedad esclavizada a la ausencia de sueños, metas y expectativa de futuro.
Hoy, la preocupación de cada venezolano más allá de la excusa pandémica, está en pensar si es posible llegar al día de mañana. Más allá de la voluntad infinita de Dios, creo que algo de responsabilidad debemos tener para salir de este desastre. Donde la mera existencia individual no reconstruye el tejido social.
Así pues, de los tiempos de Miranda, Bolívar y Páez… a los tiempos de salvadores Betancouristas, Carlos Andresistas, Calderistas y Chavistas, amanecemos del sueño donde los vengadores del caos tal vez se parecen a los hombres que somos en nuestro tiempo. Creo que es momento de parir algo que por lo menos sirva de buen ejemplo. Estamos a tiempo de decidirlo y hacerlo.
Macarena González Machado