Por segundo día consecutivo, las autoridades sanitarias españolas reportaron 164 nuevas muertes confirmadas de coronavirus, la cifra más baja en seis semanas, hasta sumar 25.428 fallecidos.
Las cifras fueron un alivio para un país que ha pasado siete semanas bajo un estricto confinamiento, y que el lunes entró en la primera de cuatro fases de desescalada, un proceso que se espera dure casi dos meses.
La gente salió por primera vez para cortarse el pelo, comprar gafas o recoger comida para llevar, actividades permitidas siempre que sea con cita previa. Muchos comercios pequeños seguían cerrados, mientras los empresarios se preparaban para cumplir las estrictas normas de salud e higiene, que el gobierno no publicó hasta el domingo.
Las mascarillas eran obligatorias en el transporte público, y el gobierno distribuyó 14 millones de unidades en estaciones importantes.
La tensión política crecía en el país, ya que partidos de oposición críticos con la gestión que está haciendo el presidente, Pedro Sánchez, amenazaron con bloquear la renovación del estado de emergencia en una votación parlamentaria esta semana.