Tras seis años de tener una gerencia incompetente y no haber efectuado las inversiones necesarias, además de incurrir en desatinos en buscar aliados para activar pozos que pueden recuperarse, Petróleos de Venezuela, S A, (Pdvsa) ha entrado en una etapa de caos.
Así describe la situación de la industria petrolera, Hugo Rafelli, exdirector de Pdvsa y expresidente de la Cámara Petrolera de Venezuela, quien basándose en los informes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), dice que la producción es de 600 mil barriles diarios de crudo cuando debiera estar por encima de los 3 millones. Se ha dejado de producir, en números redondos, dos millones y medio de barriles.
La explicación a esta caída estrepitosa de la principal industria venezolana, que proporcionaba el 97 por ciento de los ingresos al país, es consecuencia de la falta de inversión oportuna, una gerencia que ha demostrado no ser competente en la actividad y la adopción de políticas improvisadas para atender los problemas que se han venido presentando.
En este orden de ideas, se refirió al plan de rehabilitación de la refinería de El Palito, en el estado Carabobo, utilizando equipos del complejo refinador de Paraguaná, formado mayoritariamente por Amuay y Cardón. Si se logra volver a poner en funcionamiento esa instalación sólo será posible obtener de 40 mil a 50 mil barriles diarios de gasolina.
Esa es una cantidad muy pequeña en comparación con la que refinaban Amuay y Cardón, en condiciones normales, que era de 800 mil barriles diarios.
En esas mismas condiciones normales, la demanda nacional era de unos 300 mil barriles diarios y cuando surgió el caos, que no hubo otra alternativa que importar el combustible, apenas llegaban 100 mil barriles.
Dura realidad
En las últimas semanas han atracado en los muelles unos tres o cuatro barcos y por esa circunstancia, se ha racionado el suministro de la gasolina, en momentos en que el país se ha paralizado como medida preventiva para evitar el contagio con el coronavirus Covid.19.
No sólo está afectado el transporte público y de carga, sino el sector agropecuario y muy particularmente el granero de Venezuela, conformado por Lara, los estados andinos y los llanos, ya que todo el aparataje productivo es activado con combustibles derivados del petróleo.
El régimen pretende llevar a cabo un programa de rehabilitación de la industria, pero no puede hacerlo ni a corto, ni a mediano plazo, porque no dispone de las pericias tecnológicas, ni el apoyo financiero, ni tampoco de la posible cooperación con empresas duchas en la materia. Pero, lo quiere lograr de forma inmediata, sin tener nada.
«Hace poco más de un año, se trató de lograr alianzas con empresas nacionales, para buscar la forma de reflotar la industria, pero luego que se habían llegado a acuerdos, de repente, el régimen puso condiciones que resultaban perjudiciales para esas empresas, ya que el Estado proponía manejar el negocio a su modo», señaló.
Hoy el flujo de caja de PDVSA está en cero y la producción la está vendiendo a pérdida, dijo.
Al mismo tiempo, quienes requieren de gasolina tienen que pagarla al precio más alto del mundo, debido a que está siendo ofrecida a dos o más dólares por litro. Pero, no hay autoridad que ponga orden en este negocio, porque quienes están llamados a hacerlo son, precisamente, quienes comercian con el combustible.