Ninguna institución científica ha sido más objeto de robos que el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela.
La directora de la institución, doctora Belkisyole Alarcón de Noya y su esposo, el doctor Oscar Noya, jefe del Servicio de Infectología del Hospital Universitario, acudieron al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CiCPC), para formular la nueva denuncia.
Ya hacía ocho días que habían hecho una incursión los delincuentes, quienes cargaron con tres computadoras.
En la madrugada del lunes de esta semana fue perpetrado el asalto número 72. Cinco individuos armados llegaron dispuestos a llevarse lo poco que quedaba. Golpearon a los dos vigilantes, que estaban despiertos a esa hora-dos de la madrugada- y los golpearon. A uno de ellos le rompieron la cabeza a cachazos, supuestamente, de una pistola. Después de haberlos sometidos salvajemente a golpes, los maniataron para cometer el nuevo delito.
Los hampones permanecieron más de una hora en las instalaciones y como no podían abrir una puerta blindada del consultorio médico, utilizaron una pata de cabra para violentarla.
De las instalaciones se llevaron tres computadoras, un rancer, una impresora fiscal perteneciente al Seniat y otra impresora de la institución, así como dos teléfonos celulares.
Irreparable pérdida
Importante es destacar que en las computadoras se encontraban archivadas la historia de pacientes con VIH Sida y otras infecciones, también los estudios del mal de Chagas de enfermos que han sido atendidos en el curso de los últimos dos años y, además, los exámenes de toxoplasmosis a un gran número de personas.
Todo ese material se da como perdido y los afectados, no sólo es la institución, sino los propios pacientes a los cuales se les hace un seguimiento en sus respectivos tratamientos, dijo la Dra. Alarcón de Noya.
El Instituto ha venido colaborando con el operativo del Hospital Universitario para combatir el coronavirus Covid-19. El personal que atiende a las personas que acuden a ese centro asistencial está muy bien preparado y dispone de una buena logística. Las atenciones se realizan en unas carpas que han sido colocadas en el estacionamiento por el Ejército, para evitar que ingresen a las instalaciones hospitalarias como medida de prevención.
El Instituto les está suministrando alcohol y cloro en las cantidades necesarias.
De igual forma, el Servicio de Inmunología, a través del Centro de Malaria, los está apoyando, porque algún tipo de tratamiento indicado para los enfermos de paludismo coadyuva a los sospechosos de haber contraído la Covid-19. En este sentido hay que acotar que son numerosos los pacientes con malaria del sur del país, donde esa enfermedad que estaba erradicada ha vuelto a aparecer en Venezuela, han venido siendo atendidos en la mencionada institución universitaria caraqueña.
La doctora Alarcón de Noya reveló que bajo la jefatura de su esposo hay cuatro químicos que están estudiando las moléculas de la Covid-19, como está ocurriendo en varias partes del mundo, en un esfuerzo por hacer más efectivo el combate al virus.