Dictamen
La estrategia de cambio político por la vía electoral es un reto que hemos asumido las organizaciones que hacemos vida en la MUD, concientes de los abusos y la desigualdad que produce el secuestro institucional, pero al mismo tiempo convencidos de que es posible y que no hay otra alternativa viable más conveniente. El voto es quizá la última institución democrática que nos queda, y la usaremos siempre como herramienta de lucha contra la tiranía hasta conseguir consolidar una mayoría contundente a favor de una mejor alternativa. Pero aún perdiendo, el voto sirve para resistir e impedir que se termine de imponer un modelo anticonstitucional que cercene las libertades más fundamentales. El 45% obtenido el 7 de octubre y ratificado este domingo 16 de diciembre por la alternativa democrática, no es poca cosa y constituye una vacuna efectiva contra la dictadura hegemónica pretendida por el procubanismo. Se trata ya de la mitad del país, del preludio de una nueva mayoría política que de seguir creciendo parirá una nueva era de progreso y bienestar. No es fácil, no tiene por qué serlo, pero sin duda es una meta alcanzable que bien vale la pena cualquier esfuerzo. ¿Quién tiene una mejor idea?
Ratificada la estrategia y el objetivo, revisemos entonces los resultados recientes. Este año ciertamente perdimos espacios y una oportunidad de oro para alcanzar el cambio. Sin embargo, ganamos algo muy valioso que no teníamos antes, me refiero a un sólido liderazgo nacional representado en la figura de Henrique Capriles, quien con su valiosa victoria en Miranda este domingo logró mantener vigente su referencia. Hoy la oposición tiene un presidenciable comprobado que cuenta con alentadores niveles de conocimiento y aprobación en todo el país, cosas que no se logran de un día para otro. El liderazgo nacional de Capriles es hoy nuestro activo más preciado y debemos resguardarlo por encima de mezquindades o jugadas temerarias. No en vano el Gobierno hizo todo lo posible por lograr la victoria de Jaua en Miranda y dejar de nuevo en la orfandad a la oposición de cara a unas probables elecciones presidenciales en el corto plazo. Paradójicamente hoy podemos decir que de haber elecciones presidenciales en 2013 por las razones por todos conocidas, nosotros tenemos ya un tremendo candidato y ellos no. ¿Cuánto no vale esto?
Ahora bien, estamos obligados a leer los resultados de las regionales para llegar a conclusiones válidas que sirvan de premisas a la hora de hacer estrategias futuras. El comportamiento electoral tanto de octubre como de diciembre fue casi idéntico, manteniéndose en ambos casos una proporción de votos 55-45 (%) a favor del Gobierno. O sea, la diferencia entre el chavismo y la oposición es de tan solo 10 puntos porcentuales. Remontar esta estadística es el reto, pero para eso debemos comenzar por asumir la realidad tal cual se nos presenta, sin matizarla con presunciones acomodaticias. El chavismo es todavía mayoría en el país, lo que indica que debemos hacer más cosas de las que hemos hecho hasta ahora. Dicho al revés, la oposición unida no es garantía de un triunfo electoral como muchos dirigentes han pretendido vender. La unidad es un requisito indispensable, pero no es suficiente para ganar. Para eso se requiere de liderazgos que trasciendan a la oposición y convoquen a sectores indecisos y chavistas. Esa precisamente es la característica común de los tres opositores que vencieron en las regionales, a saber Capriles, Falcón y Guarulla. En estos tres casos la unidad se potenció con liderazgos propios de candidatos que lograron romper con la intención de voto estándar entre el gobierno y la oposición. Son casos excepcionales que deben servir de modelo para marcar el rumbo de la estrategia en el futuro inmediato, ¿o no?
Las dolorosas derrotas de Zulia, Táchira, Carabobo, Mérida y Nueva Esparta, ameritan análisis particulares en cada caso. Pero no solo hay que evaluar el desempeño de nuestros candidatos, ya que por primera vez vimos unas elecciones sin la presencia de Chávez donde varios candidatos del PSUV se dieron la libertad de buscar el voto opositor hablando de propiedad e inversión privada. Los discursos de Arias Cárdenas, Vielma Mora y hasta de Ameliach, sorprendieron a propios y extraños por su moderación y ausencia de elementos radicales. Todo índica que el centro político rindió sus frutos tanto para opositores como para chavistas. ¿Estará pasando de moda el radicalismo?
Finalmente debo referirme a Lara, donde obtuvimos una contundente victoria a pesar de los abusos y el ventajismo, demostrando que sí es posible ganar elecciones hasta en las peores circunstancias, siempre y cuando se cuente con los votos necesarios. La ratificación de Henri Falcón en la gobernación tiene un gran valor y sentido estratégico, y augura un cambio rotundo en las alcaldías más importantes de la entidad en el corto plazo. Lara es bastión de la lucha por un país de inclusión y libertades, y Henri un referente nacional que en binomio con Capriles constituyen el rostro de la nueva Venezuela. En lo personal agradezco a todos por el apoyo y me comprometo a seguir luchando sin descanso, ahora con más fuerza como diputado al Consejo Legislativo.
Hay futuro, hay esperanza, hay un camino. Sigamos juntos construyendo la Venezuela que nos merecemos. Representamos al 45% de la población y contamos con un líder nacional excepcional. Tenemos todo para vencer al “chavismo sin Chávez” que tratará de seguir saqueando el país contando con tu apatía. ¿Lo permitirás?
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
Twitter: @chatoguedez
