#Opinión: A dos años de la Primavera Árabe Por: Julio César Pineda

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Hace dos años, el 17 de diciembre del 2010  en Sidi Bouzid un pequeño pueblo de Túnez se inició la “Primavera Árabe” con la inmolación del joven Mohamed Bouazizi. Esta primera víctima de la guerra tunecina fue la chispa que incendio el mundo árabe con la primera revolución democrática.Las revueltas árabes sacaron del poder a militares presidentes como Ben Alí en Túnez, Hosni Mubarak en Egipto, Gadafi en Libia, Saleh  en Yemeny muy probablemente, Bashar Al Assad en Siria. Nadie esperaba estos movimientos sociales, ni la vertiginosa velocidad, espacio y amplitud en la que ocurrieron. Se consideraron algo imprevisto y se inscriben en la denominada teoría del Cisne Negro promovida por los escritos libanesTalebNassis, sobre el impacto de lo altamente improbable con grandes consecuencias en lo nacional e internacional
La primavera árabe se llevó por delante a líderes mesiánicos que parecían insustituibles y que conscientes de su finitud en largos periodos de tiempo, ya habían incluso designado a sus hijos o familiares para sucederlos en el poder. De nada les valió el inmenso poder militar y el control de las instituciones.
Ben Alí, militar de carrera, gobernó Túnez durante 23 años, llegó al poder tras derrocar a Habib Bourguiba, su protector y maestro, en lo que se denominó el “golpe de estado médico”, al aplicarle el artículo 57 de la constitución de Túnez, alegando la incapacidad del jefe de Estado para seguir gobernando el país por su enfermedad. Inicialmente limitó el número de mandatos presidenciales a tres pero en el año 2002, a través de un referéndum, modificó la constitución para lanzarse de nuevo y resultar reelecto en cinco oportunidades.
En el caso de Egipto, el presidente Hosni Mubarak, ejerció su mandato durante 30 años. Llegó al poder cuando su antecesor, Anwar el-Sadat, fue asesinado en octubre de 1981 por islamitas radicales, para ese momento, el político y militar Mubarak, ocupaba el cargo de vicepresidente y ese mismo año comenzó a ejercer como dictador sustituyendo al mandatario asesinado. Lo inesperado ocurrió en febrero del 2011, cerca de la culminación de su quinto mandato, cuando tras 18 días de intensas luchas, una enorme revuelta popular encabezada por jóvenes anónimos, exigieron valientemente su renuncia, reformas sociales, el respeto por los derechos humanos y el inicio de un régimen democrático.
Esta sorpresiva insurrección de un numeroso grupo de jóvenes activistas a través de internet, inspiradas en las revueltas de Túnez, fue bautizado por algunos medios como “La Revolución de los Jóvenes o la Revolución de Facebook”, ya que los protestantes usaron las redes sociales como medios de comunicación.
Efectivamente, no sólo Egipto y Túnez sino que Libia con la desaparición de Mohamar Gadafi, gran parte del mundo árabe ya no será el mismo.
Para el mundo árabe esta marcha hacia la democracia que seguramente tocara al gobierno persa de Irán, es la continuidad de lo que vivieron los países del este con la caída del muro de Berlín y el fin del ImperioSoviético.También lo  vivimos en América Latina a partir de los años 80 con el final de las dictaduras militares de Izquierda y de derecha.
Después de dos años el nuevo peligro que se instala en el Medio Oriente es el de los radicales islamistas en elecciones democráticas, pero con ideologías totalitarias. Es determinante lo que pueda ocurrir en Egipto y en Túnez donde las fuerzas Laicas, jóvenes y mujeres con un sentido de modernidad del Islam tratan de afirmar la democracia en justicia y libertad. Afortunadamente en Libia en las primeras elecciones populares fue derrotada esta misión medieval y conservadora del Corán. Se espera que en Siria el futuro también sea signado por una democracia pluralista y respetuosa de las minorías particularmente la cristiana, que como en Egipto son perseguidas por los Yihadistas y su visión militar del Islam. Las mujeres y los hombres del Medio Oriente que rechazaron las dictaduras tradicionales ahora enfrentan las nuevas autocracias teñidas de religión. Los Hermanos Musulmanes de Egipto y los islamistas de Ennahda de Túnez, encontraran siempre una oposición permanente en los verdaderos demócratas. En el Cairo el pueblo hizo retroceder al presidente Mohamed Morsi cuando quiso imponer la visión única de la política y del poder. En Túnez la Unión General Tunecina del Trabajo con los partidos laicos, han logrado reformas frente a la actitud dictatorial islamista. La democracia siempre estará presente en esa región.
Es posible que algún día, junto a la Comunidad Árabe de Venezuela podamos inaugurar alguna calle de algún pueblo con el nombre del mártir Mohamed Bouazizi. Yo ofrezco la ciudad de la Grita.

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