El pensador y escritor francés Albert Camus en su libro La Paste, hace una suerte de apocalíptica premonición del exterminio del hombre a consecuencia de una devastadora enfermedad en el contexto de la postguerra en el año 1945.
Sus portadoras son las ratas que simbolizan los regímenes totalitarios de izquierda (comunistas) o de derecha (fascistas) que por igual niegan la democracia y libertad de las sociedades abiertas. Mientras que los médicos y sacerdotes son los estandartes del firme combate que debe librarse para la salvación del mundo.
Más de 70 años después de su publicación esta novela de Camus sigue teniendo plena vigencia hoy, pero desde la cruda realidad y no la ficción literaria. El peligro de una aterradora epidemia como la del coronavirus siguen acechando al género humano en cualquier parte del mundo. Máxime que las formas de las guerras han metamorfeado para tornarse biológicas y químicas.
Pero en esencia lo que Camus hace en su obra es una parodia del totalitarismo fascista que azotó a Alemania y parte de Europa tras el ascenso al poder de Adolfo Hitler en la primera mitad de la década de 1930. Es que las dictaduras totalitarias son epidemias que acosan a los pueblos de tiempo en tiempo.
De tal modo que a la parodia se une la paradoja que caracterizan la conducta del actual régimen encabezado por Nicolás Maduro. Lo que exhibe es un modelo sanitario en franca situación de minusvalía producto de sus reiterados desaciertos. Hoy estamos ante un régimen que inexplicablemente destruyó los evidentes avances de un sistema de salud que a lo largo de los 40 años dela democracia liberal se había logrado en el país. Entonces alcanzamos niveles de excelencia como ser el primer país en medicina robótica de América Latina.
Necesario recordar que fue durante la gestión de Hugo Chávez Frías, entre los años 2007 y 2011, que se inició la reducción de las importaciones de medicinas. Su monto paulatinamente fue disminuido de más de 4 millones de dólares a unos 350 millones de dólares. Y esa es la gente que hoy llama a la unidad nacional para enfrentar la pandemia del coronavirus como si nada hubiera pasado. Destrucción de cuya autoría son enteros responsables. Pues las sanciones económicas de EEUU no incluyen la compra de medicinas y alimentos en el exterior.
Lamentablemente, otra vez el régimen incurre en la demagogia y la mentira propio de una desacertada gerencia política. Hechos que generan preocupación y la natural suspicacia.
Semanas atrás Nicolás Maduro anunciaba la existencia la existencia de 46 hospitales en el país para enfrentar la pandemia. ¿Pero, dónde están esos centros hospitalarios? ¿Están en condiciones para atender una emergencia como la del coronavirus?
También la información presidencial de la garantía del suministro de alimentos a la población por medio de los CLAP y Consejos Comunales. Ese es el colmo de la mentira, pues de todos es sabido que los CLAP apenas suministran una insignificante cantidad de productos alimentarios. Estos palian a medias el hambre de los venezolanos en situación de miseria.
Pero hay un dato muy grave en cuanto a las primeras afectados por la pandemia. La declaratoria de emergencia oficial se registra el viernes 13 de marzo. Pero 2 días después informa Maduro la existencia de 13 afectados por la enfermedad. En tan poco tiempo se trata de una cifra alarmante en el orden del 550% precisamente el promedio más alto de Latinoamérica. Ello se complica con el segundo anuncio gubernamental de 33 contaminados que dobla el porcentaje a más de 1000%.
Eso es como para pensarlo 2 veces sobre los riesgos que corremos todos por no haber declarado antes el gobierno la emergencia sanitaria. La misma inconcebiblemente ocurrió luego de la llegada al país de un vuelo de la Línea Aérea iberia que no fue supervisado pese a que procedía del exterior.
Los países europeos, guiados por una correcta gerencia política, han anunciado la inyección de sumas millonarias de euros y dólares para hacer frente a la crisis sanitaria causada por el coronavirus. Por ejemplo, España lo enfrenta con más de 200 mil millones de euros estando prevista desde ya la fase posterior a la crisis que comprende la recuperación integral de la economía. En Venezuela lo que se anuncian son los insuficientes y discriminativos bonos de la patria que apenas sirven de paños tibios a la misma.
Todos los regímenes totalitarios, de cualquier signo ideológico, siempre actúan de esa manera. Los fascistas y estalinistas no tienen escrúpulos cuando se valen de la mentira y demagogia para oportunistamente salvar la imagen y el pellejo.
Con todo, la población debe mantenerse en sus hogares. Sólo así se puede evitar la propagación masiva de esta pandemia que ha rebasado los sistemas de salud de los países más avanzados del planeta. Es momento de orar y reflexionar por el advenimiento de las buenas nuevas. No desesperar. La lucha por la libertad y democracia siguen en pie.
Freddy Torrealba Z.