Cuando le pregunto a la gente por qué ve «Jersey Shore» siempre me responde lo mismo entre risas: «!Es una locura total!»
¿Será que me estoy perdiendo del encanto que ha convertido a «Jersey Shore» en un éxito entre el público? ¿O será que mi inmunidad a esos encantos se explica sencillamente porque si quisiera ver una locura preferiría algo más descontrolado?
Todo esto terminará pronto. Luego de tres años y seis temporadas de alcohol, alboroto y desenfreno «Jersey Shore» llegará a su último capítulo en MTV el jueves a las 10 p.m. (0300 GMT).
Apenas parece real que han pasado sólo tres años desde que Snooki y las palabras como «guidette» llegaron a nuestra mente. Desde que un grupo de jóvenes sedientos de fiestas estuvieron cerca de robarle el papel al presidente de la Cámara de Representantes John Boehner como la figura pública más prominente del país.
Es difícil creer que Barbara Walters incluyó a la pandilla de «Jersey Shore» entre su lista de las «10 personas más fascinantes» de 2010. (¿Se habrá dado cuenta que el elenco de ocho mentes valía por una sola persona fascinante?)
Por ahora es suficiente con maravillarse con este fenómeno que reunió a estos compañeros de casa, cuatro chicos musculosos y cuatro chicas voluptuosas, en la costa de Nueva Jersey (y en otras partes a medida que avanzó la serie), y que con las cámaras siempre detrás suyo, los dejó libres para que fueran ellos mismos e hicieran todas las tonterías que se les ocurrieran.
En el programa, ha habido mucho G.T.L. (las siglas en inglés que usaban esos jóvenes para gimnasio, bronceado y lavandería), así como alcohol, desenfreno y expresiones verbales sin sentido. (Mike «The Situation» Sorrentino dijo alguna vez: «Tengo puesta la camisa, pero no voy a usar la camisa cuando salga, esta es la camisa antes de la camisa»).
Puedo imaginarme por qué los espectadores se sintieron atraídos antropológicamente a «Jersey Shore». Es una oportunidad para estudiar las formas primitivas de vida cuando se alimentan, reproducen y luchan por comunicarse (Ronnie Ortiz-Magro dijo: «¿Por qué te preocupas? Sólo vas a hacer que las cosas sean seis veces peores»).
Los espectadores debieron encontrar algo contagioso sobre el estilo de filmación irregular y la música de fondo que hace eco del sentimiento de cada escena: cómico, emotivo, escandaloso, dramático; de manera que el público no necesita darle más que un porcentaje pequeño de su atención.
Sea como fuera, «Jersey Shore» funcionó bien y atrajo a casi 9 millones de espectadores en su mejor momento.
A la vez deshizo décadas de progreso realizado por Bruce Springsteen para ennoblecer su estado natal, fijando para siempre sus características como un chiste. La filmación de la serie terminó antes de la tormenta Sandy, que con sus víctimas y héroes les recordó a todos que Nueva Jersey no está definida por un puñado de personas interesadas sólo en acaparar tiempo frente a la cámara.
El programa tampoco enalteció mucho la imagen de la comunidad italo-estadounidense, y el elenco se regodeaba en sus estereotipos (Nicole Cortese dijo: «Es como las huellas dactilares, ¿cómo puedes diferenciar a una chica sin sus extensiones de cabello?»).
Además, la emisión hizo que los protagonistas, quienes parece que lo único que saben es destruir el idioma inglés, fueran estrellas. Y así su anonimato, su simplicidad y su desapego total se convirtieron en un encanto de la serie.
Ahora los habitantes de «Jersey Shore» pueden sentirse orgullosos de haber bajado las exigencias, incluso de haber terminado con ellas.
También han disfrutado un trabajo soñado. Les pagaron por divertirse y entre más se exponían y llamaban más la atención, se dice, les pagaban más.
Pero ha llegado el momento de decir adiós, o por lo menos así parece.
El estreno de la segunda temporada de «Snooki & JWoww», con las ex integrantes de «Jersey Shore» Nicole «Snooki» Polizzi y Jenni «JWoww» Farley, está muy cerca.
Y en un futuro, aún por determinar, MTV planea lanzar «The Show with Vinny», que la cadena define como un híbrido entre un reality show y un programa de entrevistas que «cambiará el formato típico de los debates al llevar a las más grandes celebridades fuera del estudio, a la casa de la familia de Vinny Guadagnino en Staten Island, Nueva York». Algunos integrantes de este elenco parecen durar tanto como el plutonio.
A su vez MTV seguirá a una nueva pandilla de chicos salvajes y alocados en «Buckwild», que se estrena el 3 de enero. El programa presenta un grupo de veinteañeros rebeldes en Virginia Occidental.
Pero regresando al final de «Jersey Shore» la pregunta que persiste es, ¿por qué lo veía la gente?
Quizá la gente vio «Jersey Shore» porque era una agradable liberación. Una salida del confinamiento de los padres, hijos, pareja, jefe. Con su mundo, los integrantes de «Jersey Shore» han funcionado como una identidad prestada, dándole a la gente visiones de irresponsabilidad y evitándoles los costos de ella, ya sea vergüenza, resacas o una enfermedad de transmisión sexual.
«Jersey Shore» es un tren descarrilado, pero sin víctimas, aunque ¿realmente es mejor que un programa que te deja algo?