#OPINIÓN Se busca un emprendedor: Infelices o no Felices (Parte II) #10Mar

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«Si la felicidad es una actividad conforme a la virtud, es decir que no es extraña la una a la otra. Es razonable que la felicidad sea la mejor de todas las virtudes”.

Aristóteles

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Un poco de inflexibilidad y de obstinación ayudan a preservarnos. Incluso cuando las cosas no van bien.

Amante de las clasificaciones, Aristóteles distinguió entre los infelices y los no felices, junto al feliz. No es un juego de palabras. Infeliz es el que ha renunciado a sí mismo, dejándose vivir. Puede haber tenido suerte, haber obtenido tanto, pero incluso en ese caso su vida transcurrirá en vano, sin proyectos e ideas. El no feliz es aquel que ha probado y no lo ha logrado. Sucede.

Pero, en definitiva, quien ofrece una mayor prueba del valor de la vida humana, el que combate por una vida mejor y feliz o una rica herencia basada en la suerte, que se ha hecho construir un castillo para sus perros. Para algunos parecerá esta afirmación paradójica y para otros un espectáculo de fácil moralismo.

Aristóteles no hubiera tenido ninguna duda, una vida así no es feliz y es un desperdicio y por eso es infeliz.

La felicidad no es un regalo, es algo que se construye en el tiempo. El destino siempre puede atravesarse. Pero no por eso tienen que rendirse.

No existe alegría más intensa, que observar el jardín de nuestra vida tomar forma, dejando una rastro, una señal de quienes somos y habíamos querido ser.

Aristóteles afirma que la felicidad es una actividad de acuerdo a la virtud. El hombre feliz vive bien y obra bien. El obrar sigue al ser para la consecución de su finalidad. Aun cuando la manera de vivir la vida sea elegible, en tanto que somos seres naturales tenemos una finalidad. Dicha finalidad es la felicidad a través de la trascendencia.

Para Aristóteles, el bien humano resulta ser una actividad del alma según su perfección; y si hay varias perfecciones, según la mejor y más perfecta, y todo esto es una vida completa.

Definitivamente, la felicidad depende primero que nada, de aquello que queremos hacer de nosotros mismos.

Italo Olivo

www.iolivo.com

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