A falta de apoyo popular, las dictaduras se sostienen con mecanismos de control, persecución, terror y muerte, que se incrementan cuando los regímenes se van debilitando por las presiones de la población dispuesta a quitarse el yugo al que está sometida, declaró el padre Raúl Herrera, párroco de La Carucieña y defensor de los Derechos Humanos.
Así como en tiempos de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez mecanismos de ese tipo eran ejercidos por la Seguridad Nacional y con figuras tan nefastas como Pedro Estrada, ahora el régimen se afinca en organismos tan peligrosos como la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional, que debe ser eliminada como fue planteado en los informes de julio y septiembre del año pasado, presentados al mundo por la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Dra. Michelle Bachelet.
Es lamentable que en los carnavales de El Tocuyo, en una expresión canallesca, se haya presentado una caravana con la representación de la FAES, comentó. Porque se trata del cuerpo más represivo y criminal propiciado, alimentado y alabado por el régimen, cuya eliminación fue solicitada por el exterminio de siete mil personas y dejado una estela de dolor, sufrimiento y pesar a sus familiares.
Lo que más preocupa en estos momentos en que en la medida que las presiones aumenten por parte de la comunidad internacional contra el régimen, que está debilitado y cercado, se incremente mucho más la violencia de ese cuerpo, que actúa sin límites algunos, utilizando sus armas de fuego, sin miramiento alguno.
Aunque el régimen impida la aplicación de Cooperación Internacional, que permitía la ayuda de países extranjeros a las organizaciones que defienden los Derechos Humanos, se mantendrá la denuncia y la presentación de pruebas de violaciones ante los organismos internacionales, porque los crímenes que ha venido cometiendo la FAES no prescriben y los responsables serán condenados.
