Venezuela fue una vez un ejemplo para la región por su fuerza económica, estabilidad política y capacidad para brindar oportunidades a todos. Sin embargo, la crisis causada por 21 años de chavismo ha golpeado duramente a nuestros jóvenes. La tasa de deserción escolar asciende al 87%, más de 15 mil personas han sido detenidas en los últimos años por razones políticas, en su mayoría jóvenes, el embarazo en adolescentes aumentó 65%, el desempleo es mayor al 40% y el salario mínimo son apenas 3 dólares, que no alcanza para sobrevivir. A estos males se le suman la delincuencia, la crisis de servicios y la escasez.
Ante un escenario tan desalentador, millones de jóvenes han migrado a otros países en búsqueda de calidad de vida, porque en su propio país no existen oportunidades para alcanzar su crecimiento y metas personales. Huyen de un modelo impuesto que le ha ido quitado todo, hasta la libertad y los sueños. La terrible situación ha separado familias, amistades y dejado una herida en Venezuela, que cada vez se hace más grave.
El régimen sonríe ante estos hechos porque le conviene que los jóvenes no tengan educación y abandonen el país. No les importa el sufrimiento que causan ni que Venezuela pierda potencial por falta de oportunidades para los jóvenes y la migración de millones. Prefieren un país de atrasos donde ellos puedan seguir mandando, que una Venezuela verdaderamente libre, que permita que gocemos de calidad de vida. Están dispuestos a condenar a Venezuela si con eso aseguran su poder.
Cada 12 de febrero Venezuela recuerda el día de la juventud, en honor a aquellos jóvenes que alcanzaron el triunfo en 1814 en la Batalla de la Victoria. Pero hoy con la triste situación que padecen los venezolanos no hay nada que celebrar. Por el contrario, tenemos mucho por lo que trabajar en pro del país. Nuestra lucha representa el deseo de cambio de todo un país, que merece tener oportunidades reales para la juventud y toda la sociedad. Solo con el retorno de la institucionalidad, la separación de poderes y elecciones realmente libres que nos permitan escoger nuestro futuro se podrá afianzar una verdadera democracia donde los jóvenes tengan oportunidades reales para alcanzar sus metas y quieran regresar aquellos que migraron.
A pesar de los obstáculos, muchos jóvenes encabezan esta ruta que nos hemos trazado, ocupando valientemente todos los espacios y alzando su voz frente a las injusticias.Confían que nuestro camino es el correcto para que puedan tener una vida digna en un futuro. Ellos representan el presente lleno de valor para liberar a Venezuela y el futuro repleto de sabiduría para reconstruirla.Estoy seguro que esta generación será recordada en nuestra historia y servirá de ejemplo para las próximas generaciones. Esta lucha nos dará la libertad que merecemos y va a devolver la democracia a los venezolanos. ¡Unidos vamos a lograr nuestra meta!
Stalin González