Obama enfrenta presiones en favor del control de armas tras masacre

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La última masacre cometida en Estados Unidos en una escuela primaria de Connecticut, que dejó entre sus muertos a 20 niños, disparó un diluvio de llamados para que el presidente Barack Obama aborde el control de armas, un tema sensible que evitó durante su primer mandato.

Con el país en estado de shock por la masacre el viernes, Obama derramó lágrimas públicamente por los asesinados, entre los cuales figuran, además de los 20 niños, seis adultos en la escuela de Newtown, Connecticut, así como la madre del atacante, a la que éste ultimó en otro lugar, y el propio asesino.

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El presidente subrayó que estaba particularmente entristecido como padre, pues tiene dos hijas de 10 y 14 años junto con su esposa Michelle.

«Debemos unirnos y tomar acciones significativas para impedir tales tragedias, independientemente de la política», dijo Obama en su alocución semanal de los sábados.

No obstante, no entró en detalles y los partidarios del control de armas se están impacientando.
«El país necesita que (Obama) envíe un proyecto de ley al Congreso para arreglar este problema», dijo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. «Instar a acciones significativas no es suficiente. Necesitamos acción inmediata. Ya hemos escuchado antes toda la retórica».

El portavoz de la Casa Blanca Jay Carney dijo el viernes que era muy pronto para abordar el tema. «Existe, estoy seguro, habrá, más bien, un día para mantener los usuales debates de política de Washington, pero no creo que hoy sea ese día».

La gente reaccionó rápidamente. «Hoy es el día», podía leerse en carteles en manos de activistas reunidos afuera de la Casa Blanca en una vigilia pocas horas después del tiroteo.

Una petición para una legislación de control de armas más dura había registrado más de 80.000 firmas en el sitio web de la Casa Blanca el sábado.

Pese a que la masacre de Connecticut es especialmente horripilante debido a la cantidad de niños pequeños que se cobró, no es la primera que ocurre bajo el gobierno de Obama.

El incidente más notorio de los últimos meses tuvo lugar en julio, cuando un joven de 24 años mató a 14 personas e hirió a otras 58 durante el estreno de la última película de Batman en un cine en Colorado (oeste).

El mes pasado, un hombre fue condenado a cadena perpetua por haber matado a seis personas en Tucson, Arizona (suroeste) en enero de 2011, durante un ataque que tenía como objetivo a la legisladora Gabrielle Giffords, quien fue baleada en la cabeza pero logró sobrevivir.

Obama visitó ambas ciudades, habló de la necesidad de acabar con la violencia, y prometió trabajar con el Congreso para lograr un consenso.

Pero eso fue todo. Su timidez en este tema ha sido atribuida al recelo de muchos votantes que consideran sagrado su derecho constitucional a poseer armas.

El lobby que defiende la libre tenencia de armas, la National Rifle Association (NRA), es muy crítica de Obama pese que ha hecho muy poco en contra de su plataforma. Sus bolsillos son profundos e intenta influir en las elecciones locales. Tanto demócratas como republicanos son muy cautelosos de tener choques con ellos.

Pero tras ganar las elecciones de noviembre, Obama no volverá a enfrentarse a los votantes, y Jonathan Lowy, director del Brady Center’s Legal Action Project, dijo que el NRA no es realmente de temer.

«El presidente Obama y otros demócratas han realmente malinterpretado y sobreestimado la fuerza de los lobby de las armas», dijo Lowy, cuya organización lleva el nombre de James Brady, el secretario de Prensa de la Casa Blanca que recibió un disparo en 1981 durante un intento de asesinato contra el entonces presidente Ronald Reagan.

«En las elecciones pasadas, ellos (el lobby de las armas) transfirieron muchos fondos, pero 99 por ciento de ellos hacia candidatos que resultaron derrotados, y eso es lo que sucede en cada ciclo electoral», dijo Lowy. «Gastan mucho dinero, hacen mucho ruido pero sus candidatos pierden, por lo que realmente no son una fuerza a la cual haya que tenerle miedo», agregó.

«Obama dijo a la nación que reaccionó a la matanza en Newtown ‘como un padre,’ y eso es comprensible, pero lo que más necesitamos es que actúe como presidente, un presidente ya liberado de las limitaciones que le impusieron las elecciones y sus compromisos y que se atreva a modificar la agenda nacional y las leyes sobre las armas de fuego», escribió por su lado David Remnick en The New Yorker, una publicaciuón considerada de izquierda.

Foto archivo

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