Para el año 2008 se entregó a los barquisimetanos el parque del Obelisco, ubicado a un lado de la redoma homónima por estar allí este monumento icónico de la ciudad crepuscular.
Lo que en aquel momento, y al menos por cuatro años más, fue un lugar de esparcimiento, encuentro y compartir para los ciudadanos de barquisimeto y foráneos; este 2020 muestra la cara de la desidia. Estar allí simula la experiencia de pisar un desierto, pues la tierra amarilla, seca y agrietada abunda de punta a punta.
La basura, el monte y escombros son lo que queda de las mesas, caminerías, rejas y figuras con forma de animales que identificaron a este parque hecho por la Alcaldía de Iribarren, durante la gestión de la señora Amalia Sáez.
Una garza, un mamut, un tigre y un cardenal eran las figuras principales de esta área que disfrutaron tanto niños como jóvenes, al menos hasta el año 2012 cuando se dejó de mantener este parque, donde además funcionaba una llamativa laguna y cascada, hogar de patos en cautiverio.
Al entrar en desidia, lo que fue el hogar de esos animales, pasó a ser un refugio para la indigencia.
Para el 2015 tan solo quedaba el esqueleto del sistema que mantenía el agua en la referida laguna. Sin embargo este 2020 solo se ve un gran crater en medio de un terreno baldío y abarrotado de monte, basura y escombros.
Los barquisimetanos, sobre todo quienes viven hacia el oeste de la ciudad, apreciarían volver a disfrutar de un área recreativa como la que otrora fue esta.