Su nombre ha traspasado las fronteras por ser uno de los personajes más seguidos a la hora de hablar de astrología y espiritualidad. Aunque en su documento de identidad se encuentra como José Gabriel Novoa Valderrama, es conocido en la televisión como Ángel Gabriel Novoa, o sencillamente, El Ángel.
Esta semana llegó a Barquisimeto para ofrecer el taller Pranayama, la ciencia de la respiración, que lo hará encontrarse con sus seguidores este sábado en el salón de eventos del Hotel Los Leones, durante una jornada de cuatro horas de enseñanzas teórico – prácticas.
Ayer recibió a EL IMPULSO para hablar sobre este nuevo proyecto que lo trae a la ciudad. Aun cuando se trata de una técnica antigua, él la trae por primera vez a Venezuela. La primera cita fue en Caracas y ahora les toca a los larenses.
Ángel Gabriel Novoa explicó que el taller tocará técnicas de respiración, control de estrés y las emociones, para así integrarlos al centro de equilibrio de cada persona y utilizar la energía necesaria para construir las metas del 2013.
“Son técnicas de materialización. Todas las personas podrán aprender a percibir el aura y la energía. Será algo real”, prometió este motivador que ha estado en la parrilla de programación de importantes canales de televisión.
Canalizar las energías
-Estas técnicas para liberar tensión y estrés se han convertido en unas de las más buscadas en Venezuela, ¿a qué se debe?
-Observo que las personas están en conflicto, porque vivimos una situación política complicada y otros escenarios que a diario nos afectan, incluso en lo económico. Se está generando entonces una gran tensión en el venezolano que no sabe cómo drenar y estas técnicas ayudan a cambiar el mundo interno para luego mejorar el externo.
-¿La respiración es el punto de quiebre entre los momentos de tensión y la tranquilidad?
-Sí, porque la respiración controla la mente. Cuando respiramos irregularmente, tenemos pensamientos desordenados; cuando estamos en situaciones de ira o depresión, no respiramos bien.
-¿Cuáles son las situaciones que más le consultan a El Ángel?
– (Risas) Lo primero y más común es el amor, luego el dinero y el trabajo, en tercer lugar las relaciones interpersonales y luego la salud, pero eso es casi lo último.
-¿Detecta fácilmente si hay fe o incredulidad en quienes le hacen consultas?
-Sí, pero no me importa lo que las personas piensen o sientan, porque sé lo que veo y al decirlo, si es verdad, tiene que haber una validación por parte de la persona. De lo contrario me estoy engañando a mí mismo (…) aprecio a las personas que no creen con facilidad.
-¿Por qué?
– Porque piensan y no se dejan llevar, en cambio quienes creen a ciegas nunca reflexionarán. La humanidad ha sido guiada por personas políticas o religiosas, sólo siguiendo, sin analizar las situaciones.
–Confesó una vez que ha sido víctima de “la pava” y el “mal de ojo”, ¿cómo se combate?
-Los ciclos malos hay que combatirlos con todo lo opuesto: salir a hacer ejercicios, comer sano y tener una actitud positiva ante la vida, respirar mucho (…) Hay quienes utilizan baños y rituales, pero la actitud positiva es necesaria.
Cerca de sus aptitudes
Ángel Gabriel Novoa recordó ayer que se hizo consciente de sus aptitudes luego de los doce años de edad. “Antes ya veía situaciones, predecía el futuro y tenía muchas señales de todo ese aspecto místico, pero fue a los 12 cuando me encontré en una búsqueda clara y tenía además una capacidad de sanar”.
Rememoró que a los 21 años comenzó a atender al público. “Al principio lo hacía gratis, las sanaciones todavía las hago gratis”.
Conocido además por una relación especial con las personas fallecidas, aseguró que al principio fue una situación difícil de manejar pero con el paso del tiempo obtuvo el conocimiento y la práctica necesaria. “Entendí que era una habilidad para ayudar a otras personas y que reconocieran que existe un mundo paralelo”, explicó quien hasta ahora ha atendido a más de 12 mil familias en estudio.
Seguro de que todos los seres humanos servimos desde la ciencia o la fe, su espiritualidad le permite llevar a cabo un trabajo especial con amor, sabiduría y el respeto que se merece el público que lo sigue.
Foto: Rinolfo Quintero