#OPINIÓN San Petro y los nombres del hambre #20Ene

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“Todo lo vence el hombre, menos el hambre”

Séneca

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“El hambre hace ladrón a cualquier ciudadano”

Pearl Buck

“Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al Hambre”

François Renoir de la Chateaubriand

A todas estas, el café sin leche y escasa azúcar se nos enfría en la tacita metálica mientras espera para darle tiempo al tiempo y turno al hambre que jamás nos aplaza la desazón invocando la palabra de moda “escasez”, tanto para el esófago del carácter como para la filosofía estomacal. La taza de peltre desconchada, menciona Isabel, se parece mucho a nosotros y a los del exilio sin conchas. Isabel nos puso a pensar en lo caro del desconchado social y el temperamento descorchó su descontento tomando altas temperaturas.

El tiempo es una concha de mango y sin duda alguna, el apetito generalizado (y en general el de todo Cristo), posee en su círculo de influencia, dos caras. La que se muestra ante los otros, es decir, la fase aparente. Y la otra que se muestra dentro, la verdadera. Hay que decirlo aunque pese, es vergonzoso pasar hambre, que la voz peritoneal nos berree reproches. Que pretenda su cupo visceral. Que nos exija la paz del hartado mínimo y la tirria a la desnutrición. Nos fascina indigestarnos la paciencia, pienso desde la periferia de mi reflexión estomacal. Podría decirse con sobrada pertinencia, (al estilo T.E. Martínez) “sólo nos queda el vaivén de las entrañas y el temblor eléctrico de la respiración.

La tarde está para que busquemos mejores caminos, recapacita Isabel no hay otra que mantenerse en pie de lucha. Alimentarse es una fragua diaria, una hostilidad contra el bolsillo quién,¡caray!, también retiene la maligna palabra escasez.Matemáticamente hablando, en mucho el hambre va de acuerdo con su significado numérico de malnacido o malparido(si es en barrio de medio pelo) por tanto un “mal comido bien podría ser otro gran cero ala izquierda”.

Ante la taza de peltre todo el pensamiento se hace denso. Un pensamiento que busca respuestas urgentes Pero dónde o con quién.El estado caduco, es el mayor “0” izquierdo de todos.El hambre-ador por excelencia.Pedirle Petro al Olmo está fuera de discusión. Entonces es esa otra de las interrogantes del momento que al contrario no escasea de forma alguna. No hay mucho dónde escoger, pienso ensimismado, como Isabel, quien con lagañas de sueños atrasados y lágrimas saladas de indignación,me escolta en los abiertos deslaves del pensamiento disonante.

Pero es que no hay cómo pagar el jabón para deslavar el asunto sucio del hambre. Ni cómo ponerle al plato una gama decente de colores que le de matices de buen yantar a la vajilla plástica porque arriesgarla de porcelana, que tanto costó adquirir en tiempos de democracias, sería incorrecto, lo correcto es, sugerirlo así. No imaginé que el platillo mejor servido tendría un colorado notorio a diferencia del plato que San Petro pretende hacernos servir, tan pálido como un bebé desmamado o cómo las mamas flácidas sin calostro de una pobre mamaíta desmadrada por el proceso.

San Petro Pérez es un paracaidista moderno pura pinta. Los críticos historiadores dicen que lo sacó, o más bien lo heredó de su mentor paterno, el comandante, mencionan en los corrillos de opositores en vías de extinción.Pero lo que más suena es los mentideros de palacio es que quien nos echó el vainón fue el calavera Copeyano “Caldera del diablo o Peyton Place” que lo exoneró de su responsabilidad de sedicente al darle un beneficio al gobernante más corrompido de la historia contemporánea del país, pues el legislador más tarado que lo sucedió, nos Maduró facilito.

Hoy es tierra de forajidos, bandidos, asesinos, cacos, malhechores de todas clases y hasta para regalar, e incluso importamos a la diáspora, suicidas, locos desesperados, pervertidos ,mata cónyuges, cuando no, estafadores(as) de cuños propios. Todos en un gran  catálogo de exportación. Ni hablemos de excéntricos.

Mientras el gobierno se hace la vista gorda y solo importa lo que engorda al bolsillo de los castrenses que almuerzan mangos bajitos con las importaciones de víveres y medicinas para mantener la cuota de poder con el monopolio de generales afectos al proceso, pues en la nación hoy día, amén del vocablo “escasez”, sólo se cultivan la rabia, el hambre, la desolación, la indiferencia, la corrupción,incluyendo en el ecuador la escasez moral, política y económica, a más no poder, por un poder que no da más y no supo cómo operar con honesto y austero magisterio la soberanía con visión de modernidad sostenible o sustentable y sostenida.

La hora pico nos repica. Pica como abeja. Punza brava pues la pócima es tóxica y no perdona. El brebaje lo tiene el régimen quién mezcla gimnasia con magnesia y le resulta San Petro sin paracaídas. El problema es que el paracaídas no abre a tiempo jamás. Sobre todo a los zurdos políticos que dan el salto de fe el una robo-lución socialista que acaso llega a “sucia-lista”. Son solo más que dos palabras las que reforman el teatro del absurdo zurdo: “escasez sucia-lista”. Sigue la tacita de peltre con sus señales subliminales. La puerta todavía espera que vaya a las calle mientras  las paredes parecen cárceles abiertas por el temor bien fundado a no tener dónde ir. Y mucho menos con qué ir.

Me cuenta Isabel, apenada, que su amigo se sofoca en una clínica en Salamanca en la isla de Las Perlas. El bol le tiembla en los labios. A mí me tiembla la conciencia por aquel amigo que hoy es un ser extraño y distante, como suele suceder con los amigos que escasean a la larga y a veces a la corta también. A Isabel le siguen las lágrimas secas porque lleva rato secándose el hambre y las tristezas. Secar las tristezas es más fácil que secar los apetitos que mantienen ese dialecto que no  seca el hambre, que habla como el buen amor gritando en silencio.Eso le dije a Isabel, que le dijo a mi hija, que le dijo a todo el mundo.

Pienso en mi hija como una escasez. Lo hago a diario desde que dejé de tener su presencia. Fue un error, pero las cartas fueron echadas y las escasez afectiva fue abundante.Un contrasentido que nos permite reflexionar que“poco vale llorar con sentimiento sobre la leche derramada”.Sin embargo me salió una hija de lujo, una muchacha honesta, hermosísima, valiente y con principios sólidos,aunque dogmática demás para gusto de un agnóstico como yo, pero se sabe que el gusto del padre es insípido y hasta desabrido para la prole, de eso no escampa su espíritu vírico, le dio alas de Red Bull. Y entonces, hipnóticos, vamos hablando como en un umbral por los bordes con cafeína del peltre desconchado.

-Tienes razón -dijo Isa- con dejo de entrega. Es carencia de cacumen moral, entusiasmo para hacerlo a los trancazos. Así son de porfiados y malucones los susodichos politiqueros de pacotilla sediciosos, muy mal llamados “bolivarianos” pobre Libertador de las Américas a lo que lo redujeron. -Te faltó decir algo importante a mi entender -insistí- como si de una verdad absoluta se tratara. El problema es una falla remarcada de no aprender a entender y la falla de entendimiento atrae de lo inconveniente de lo peor. Por eso se dice con buen tino que mucho más vale el conocimiento que el buen consejo.Toma consejo de buena gana.Poco es más válido que saber por dónde salta la liebre. No pierdo tiempo en dejar de aprender consultando frases del hambre entre sorbos de peltre… dos nos marcaron agitando los estómagos.  Uno primero nos dijo que un hombre hambriento es un hombre enojado, pero otro más importante todavía nos enseñó que no hay nada como dar la caña y no entregar el pescado, nos indicó fijarnos en la máxima de Benjamín F”el hambre pasa por la casa del hombre laborioso pero no se atreve entrar en ella. Isabel mordió por fin la casita y le salió sangre labial de hambre, de un pilón de listas amargas en un diario angosto con esa naturaleza del Petro de baja caloría que nos mantiene encendidos, y tengamos en cuenta que el calor y sus calorías temperamentales, jamás han sido buen consejero, a no ser que lo sean para que ardan las desdichas y se calcine la escasa materia dichosa que emerge de un estómago satisfecho ¿Buen provecho?…

Marcantonio Faillace Carreño

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