En la avenida principal de Cerro Gordo, los conductores de “rapiditos” que prestan el servicio de transporte público en esta comunidad de la parroquia Unión, protestaron por más de dos horas. Rechazan el estado deplorable de las vías del sector, por cuanto les genera pérdidas económicas, cada vez que mandan a reparar alguno de los vehículos.
Ayer, a las 10.30 de mañana, cerraron el paso justo en el puente que comunica con El Trompillo, otra emblemática barriada de este lado de Barquisimeto, a fin de hacer sentir el disgusto del gremio a las autoridades competentes. Nilson Noguera, manifestante, declaró que hace poco protestaron por la misma causa, sin embargo, no reciben la atención oficial.
“La Alcaldía de Iribarren, con el plan Asfalto Parejo, comenzó a romper el tramo de la avenida principal que falta por ser rehabilitado, sólo que removieron la capa asfáltica y no continuaron con el bacheo. Ya pasaron cerca de dos meses y la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica) no continúa con los trabajos de reparación”, expresó Noguera.
A finales del año pasado, la Gobernación del estado Lara, invirtió en la rehabilitación de la vialidad pero sólo en una parte de la avenida principal, el resto, a cargo del gobierno municipal, es el que ocasiona tantos problemas actualmente. Otro de los profesionales del volante, José Galíndez, habló de las largas colas de vehículos que se forman a causa del deterioro del pavimento.
En las horas “pico”, todos los choferes tratan de evitar los huecos, lo cual les toma tiempo y retrasa la agenda de todos en la comunidad. Cuando llueve, el panorama es peor y es que toda la superficie termina enlodada. De no obtener soluciones por parte de la autoridad local, los transportistas advierten con cerrar la vía nuevamente hasta tanto sea acogido el llamado vecinal.
El costo de caer en un hueco
Los manifestantes de este martes, alegan que las consecuencias del mal estado de la vía, genera gastos en la reparación del tren delantero, entre otras partes mecánicas de las unidades. Arreglar el tren delantero, cuesta 2 mil bolívares, dijo el conductor Nilson Noguera, monto muy por encima de sus ganancias.
Hasta un poco después de mediodía perduró la protesta pacífica de los conductores de “rapiditos”, los mismos que movilizan a pasajeros de buena parte de la parroquia Unión. Ayer, con la paralización de las actividades, los usuarios debieron caminar largos tramos para tomar las busetas que los llevarían hasta sus lugares de trabajo y otros puntos de la ciudad.
El Trompillo, El Triunfo, Barrio Unión, Santos Luzardo, San José, la Zona Industrial I, se vieron afectados con la manifestación que posiblemente se repita hoy, en caso de que las autoridades no reinicien los trabajos de rehabilitación de la capa asfáltica, paralizados desde hace varias semanas.
Fotos: Ricardo Marapacuto