#OPINIÓN Velos de novia #30Dic

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A las reinas de mi des-velos…la negrita…

La vida es paródica y necesita una interpretación…

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Así, el plomo es la parodia del oro.

El aire es la parodia del agua.

El cerebro es la parodia del ecuador.

El coito es la parodia del crimen…

Georges Bataille – L´anussolaire

A la manera que el río hace sus propias riberas, así toda

idealegítima hace sus propios caminos y conductos…

Ralph Waldo Emerson

Raquel a diario se colocaba frente al espejo a ver cómo sus años le van sentando. Esa sensación de ir a vieja sin remedio le desagradaba. Cuando empezó a ver en el cristal la limpia naturaleza del cuerpo, empezó también a ver la naturaleza oscura del miedo. Las líneas de cuerpo que le daban el sonido de la guitarra iban a ritmo de contrabajo o de bajo en contra. Las caderas están creciendo como la hiperinflación, el pecho se cae a modo de alud como la moneda local cae ante la divisa y sólo es la divisa del cuerpo la que empieza a devaluar ante una mirada que reposa en el cristal como una fantasma de sí misma a la que nunca había visto en su vida.

El cristal la mira con su nítida pureza. Una mirada fría como hielo. La pureza de su cuerpo invade la pureza del pensamiento. A ese ritmo la velada puede no ser tan decente, ahora es más bien una invasión. La del pensamiento temeroso versus el corazón valiente. El corazón tiene un idioma distinto al del pensamiento. Van por veredas diferentes. Y a veces se encuentran para jamás hacer las paces.Una página redactada por las bodegas del temperamento y llenas de palabras mudas que se parecían a un film silente en blanco y negro del S. XIX. Ya se lo recordaba el libro sobre la mesita de noche, el filo de la espada. Que los grandes hombres, sin salvedad ninguna, tienen siempre la facultad de aislarse dentro de sí mismos. La mujer también, pensaba a ritmo de espejo cómplice mudo y anatomía en vías demodé. Aunque ignorante de las pestilencias del río que atraviesa la ciudad capital, la corriente marrón y espesa bogada de excremento, persiste obviada de restos que lamen lapidando sus costras de costas fermentadas.

La imagen especular la llenaba de curvas sin freno. Una conducción con serpenteantes veredas que no llegaban a ningún lado que no fuera al mismo sitio, ella. Y seguía en ese cavilar anatómico que pesa en el alma ¿hay algo mas en nosotros que el pasado? A todas estas, la ventana a su diestra permanecía siempre abierta al mejor postor. Y el mejor postor era su vecino, el viejo profesor que tras bambalinas iba escribiendo en una libreta rasguñada por el tiempo y los polvos, las beldades de la diosa que aparecía tras el cristal de una ventana vecina sin nombre ni apellido conocidos.

El profesor mantuvo en secreto ese atelier donde va a diario a reescribir esa historia que soñaba haber tenido y jamás pudo. Hoy es muy diferente. Puede al menos recrearse en la posibilidad. Y la posibilidad es de carne y huesos, y yace ante sus ojos extasiados, y esos dedos de la mano diestra que tiembla de excitación de unas extremidades siniestras o zurdas que miran con las yemas de la retina.

Si se le cruzara en la calle, tal vez, ni la miraría. Pero lee en el otro librito, que también reposa en su mesita de noche,que su imagen irradia todo en la marquesina de la claraboya, una libertad de tigra mariposa, una indiferencia inmarcesible, algo mercurial que la ubica lejos de cualquier alcance. Algo que nos deja como huérfanos en el océano de un planeta de aguas. Al fondo se escucha el cuarteto en re mayor de César Frank.

En el estudio solo había lo necesario. Un sillón reclinable. Una nevera con bebida espirituosa, y algo para merendar o desayunar según fuera el caso. Unas cortinas de leve color crema semi transparente le daban el tono velado de una odalisca bailando la danza de los siete velos. Y allí se encaminaba la membresía a ese ir a buscar entre los pliegues de una erección perdida en el país de los olvidos de la turgencia sin querer.

Entre tanto Raquel se desvestía como si fuera la estrella principal de un film del momento. Para el profe sin duda lo era o lo estaba siendo. La turgencia empezaba cuando el vestido caía lentamente por las curvas sin freno del profesor chiflado. La curva del miembro se invertía en una recta al infinito dura y pulsátil. El alma de un arma en desuso. El disparo de un arcabuz sin pólvora, ni para el polvo del gallo. No obstante el mundo ha dado su vuelco. Ha permitido el cisma del bien y el mal donde todo se entrega o niega como a uno le venga en gana. Según el escritor del librito de la mesita de noche… de ese tejido está hecho el poder.

Lo que el espejo le revela es una imagen de su propia estampa que brilla como un súbito destello de luna,reposado sobre su silueta que permite atisbar en el otro espejo desde su habitación de incógnita documentación por un indocumentado de felicidad. Revela un eco de su mismo ser, que de ninguna manera es el mismo. Un Clon incógnito. Un reservista apenas descubierto en el batallón de egos que nadan ahogándose en un mar de ambiciones y expectaciones inconclusas.

Un hombre no puede ser el mismo sin su pasado, la mujer menos, sin la fortaleza que radia en otros o el temor que inspira o debería inspirar…¿Qué indignidad debe tener un cuerpo desnudo a los sesenta y tantos ruedos?Se lo han dicho otras mujeres, lee en el libro, con las que ha pernoctado las noches locas, su cuerpo no es cuerpo es una fuerza de Dios…¡Dios mío!… cuántas sombras en una sola noche, cuántas niñas en una sola mujer, cuantas mujeres en un solo cuerpo, cuantas aves en un solo nido…

Raquel tomó sus manos como si fueran horquetas celestiales, y elevó su cabello sobre su frente como una diosa del Olimpo, la misma Afrodita versión municipal. Ríe a sus adentros desde la ventana el profesor, a la vez que Raquel lo ignora, sabiendo que la observa como un gato acecha su lagartija nocturna, como un toro acecha el rojo rojito o un rojo rojito desgraciado acecha al pueblo con demasiada hambre.

Su latido es pausado aunque la sangre corre por las venas como un afluente del Amazonas. Las masas de agua hirvientes inundan los rincones de la ávida piel. Ambos púgiles pugnan con vellos erizados y dermis afiladas por las  hormonas de la pasión. Y el caudal nos lleva a sus aguas profundas con el ahogarse entre un millar de océanos drenando preguntas que jamás nos hacemos,mientras el mundo devela entre velos y velas, la naturaleza vívida del amor…

Marcantonio Faillace

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