Durante mi infancia, mi padre acostumbraba a acabar con mi paciencia pueril (si es que los niños tienen paciencia) con el juego o cuento perverso del gallo pelón. Si usted no lo conoce, trataré de contarlo: ¿Quiere que le cuente el cuento del gallo pelón?; usted seguidamente responde: -sí.( Y espera con ansias que de mis letras salga parte de una fábula) le respondo: – no es que “si” es ¿ quiere que le cuente el cuento del gallo pelón? . Si usted no conoce la historia, se extraña al ver que no inicia la narrativa; usted vuelve a decir: SI. Con determinación, como si en mi rol de interlocutor no le hubiera entendido; Y vuelvo con alevosía a preguntarle lo mismo, hasta que abandone el juego por hastío.
Hoy recuerdo esto, no para hacer la búsqueda exhaustiva del ave en cuestión, ni mucho menos para saber si el mismo gallo “puso” algo, (otro oficio cruel que los venezolanos adultos imponen a los niños preguntones), mi interés no tiene tanta maldad contenida. Me refiero a la maldad ajena, la del juego que parece nunca acabar en Venezuela, expresada en miles de formas. La reciente sentencia de una ilegitima Sala Constitucional que pretende llevar al Parlamento nacional a debates estériles sobre la supuesta nulidad de la modificación del Reglamento de Interior y Debates del órgano.
Este mismo TSJ, cuestionado también por la designación de sus magistrados entre “Gallos de medianoche” en los últimos días del año 2015 (de nuevo los gallos); ha sido tan responsable como las cabecillas del régimen Madurista de la descomposición del Estado. Encargándose de perseguir diputados, y dirigentes. operación realizada con la máxima precisión,pues construyen fundamentos de hecho y de derecho para justificar fusilamientos políticos selectivos. No es una casualidad tener 29 diputados con inmunidad parlamentaria allanada, 26 más en el exilio y uno preso; sin contar otras particularidades de toda esta guerra contra esta debilitada institución. Estas practicas se dan en la lucha del poder. ¡Qué quedará para el ciudadano!.
En este entorno que secuestra la acción política tradicional, se vuelve difícil entender cómo hacer nacer el Estado desde las ruinas de la Asamblea Nacional, o en otro sentido, cómo aplicar eutanasia al Estado Delincuente. Todo esto en el marco de la lucha democrática y pacífica.
Por esto, al leer la noticia del pronunciamiento judicial de estas personas asociadas para delinquir contra la nación, creí haber tenido un déjàvu… error mío el de olvidar que son los mismos actores asumiendo las mismas rutinas.
Ahora bien, para que este cuento no quede como el del Gallo Pelón, nuestras acciones políticas como disidencia a la tiranía deben recobrar altura. Plantear otro juego, uno donde finalmente gane la gente; se asuma participe de la acción política y no final destinatario de mandatos. Iniciamos el 2019 de forma disruptiva. El adversario genocida no esperaba que su “gallo pelón” tuviera historia. ¡Que no nos vean venir el próximo año!.
Macarena González Machado