Dos realidades se viven en la temporada de diciembre en el centro de Barquisimeto. Por un lado, está lo establecido por el Plan 20 de la Alcaldía de Iribarren: impedir que comerciantes informales se ubiquen en el boulevar de la avenida 20 y, por otra parte, la necesidad de trabajo que alegan los llamados buhoneros.
Lo cierto del caso, es que el ciudadano común presencia a diario las discusiones entre funcionarios y hombres o mujeres con mercancías en mano. Las dos partes dicen tener la razón. Lo que no soporta el colectivo es el ambiente de tensión generado a raíz de esa situación.
“Nos matraquean (extorsionan) para que nos den permiso para tener la mercancía sobre la acera o carritos. Cobran entre 200 y 300 bolívares por puesto; los policías municipales nos están es robando”, dijo uno de los comerciantes informales quien reservó su identidad por temor a posibles represalias.
A lo largo y ancho de la mencionada vía, se observan a los trabajadores con frutas, ropa, calzados, adornos navideños, entre otros productos de gran demanda en el mercado. Los ciudadanos, pese al Plan 20, realizan sus compras en los buhoneros con total normalidad. Esta realidad genera molestia entre los propietarios de establecimientos legalmente establecidos, los mismos que sienten perder la clientela. También en la carrera 21 y otros puntos del centro de la ciudad, puede notarse la presencia de vendedores informales, quienes justifican en la necesidad de sobrevivir, su presencia en las calles
Lo curioso del caso, es que a la calle salen los adjudicatarios de locales de los centros comerciales socialistas quienes manifiestan su inconformidad por las instalaciones que hizo la Alcaldía de Iribarren.
Señalan además la poca clientela en esos lugares donde aún ni siquiera funcionan los aires acondicionados ni escaleras eléctricas. Promociones constantes, deben organizar los vendedores para, medianamente, atraer a las personas que compren las mercancías.
Se trata de un disgusto que varias veces han manifestado los comerciantes a través de EL IMPULSO.
Sin embargo, no existen las mejoras para la tranquilidad de esa fuerza trabajadora.
De allí que salgan con sus productos en mano, para ofrecerlos en plena avenida 20. “Lo único que pedimos es trabajar en paz. Necesitamos llevar el sustento para nuestros hogares y la policía nos impide cumplir con el deber de padres”, dijo el vendedor Joel Hernández.
Fotos: Ángel Zambrano.