“Al César lo que es del César…” es una expresión muy conocida que tuvo Jesús cuando los líderes de su religión querían entramparlo para conseguir un motivo que lo pusiera fuera de la ley romana o fuera de la ley judía, lograr errara y así conseguir el motivo perfecto para asesinarlo. La hipocresía es una condición humana muy antigua, que tristemente caracteriza al ser humano y hace mucho daño en las interrelaciones sociales y familiares. Pero el Señor Jesús dotado de sabiduría infinita venida de su relación íntima con el Padre Celestial le contestó “Mostradme un denario. ¿De quién es la imagen y la inscripción que lleva? Y ellos le dijeron: Del César. Entonces Él les dijo: Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” Luc. 24, 25.
Definitivamente, al tratar de ser justo, echamos mano de esta expresión. Lo digo, por cuanto la situación país nos ha llevado a caminar por una senda que jamás nos imaginamos. Nunca pensamos en nuestros 27 años de servicio en educación media y superior cuando trabajábamos para el Estado, que íbamos enfrentar una situación tan precaria y por demás triste en cuanto a la sobrevivencia mínima, elemental, en nuestro país. Realmente nos hemos empobrecido de una manera vertiginosa.
Es por ello, que ahora, queramos o no. Nos moleste o no, dependemos de los programas alimentarios que el Estado ha implementado para beneficio de la población y allí nos encontramos nosotros. Las fuentes oficiales justificarán la quiebra tangible del país debido “al bloqueo criminal imperialista y a la guerra económica con el apoyo de una oposición apátrida”. Y la oposición lo hará, argumentando, que “esta debacle económica, política y moral se debe en adoptar un modelo socio económico de gobernar obsoleto que ninguna nación en el mundo utiliza, a la corrupción, a la quiebra de las empresas básicas que producen y mueven el capital etc”. La historia, la población joven y el tiempo serán los jueces de esta coyuntura socio política que estamos viviendo. Y alguien responderá ante la justicia humana y sobre ante el Todopoderoso por ello.
Sin embargo independientemente de todo esto, hay que reconocer y quiero hacerlo público, el trabajo solidario de gente que se avoca a colaborar sin ningún interés personal y material en los operativos que benefician las comunidades. No sé si guiados por sus propias necesidades. O por una razón ideológica o tal vez porque llevan en su corazón una motivación natural de ayudar al prójimo inspirada por el Altísimo. Hombres y mujeres dejan su hogar, hijos y trabajos personales a menudo, para dirigir operativos de gas doméstico, entregas de bolsa y cajas de alimentación y otros beneficios comunitarios, pero, por lo general solo reciben críticas y cuestionamientos injustos. Lo triste, pocos se ofrecen a ayudar.
Es aquí entonces, donde cobra vigencia el decir de nuestro Señor Jesucristo ante la trampa que los miembros de su religión montaron. Hay que darle “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Es decir, independientemente que no apoyemos este proceso, es innegable que en nuestra urbanización VILLA CREPUSCULAR existen personas que sacrifican mucho de su tiempo, hogar, trabajo e inclusive de sus recursos económicos personales para prestar un servicio que beneficia a cientos de personas. Y eso hay que decirlo, como estímulo a esta gente.
Reciben críticas, cuestionamientos y hasta insultos, pero allí se mantienen, siempre dispuestos a ayudar. La realidad es, que nadie se ofrece a ocupar sus lugares. Mi respeto, reconocimiento y solidaridad con el trabajo de estos vecinos
¡DIOS les bendiga! ¡Hasta la semana próxima Dios mediante por la WEB!
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William Amaro Gutiérrez