El haber conformado Juan Guaidó un gabinete para establecer un gobierno paralelo constituye, por una parte, un caso de improvisación y, por la otra, la demostración del cumplimiento de compromisos con factores políticos que tienen la ambición de poder en estos momentos de crisis.
Así lo hizo saber el politólogo Reinaldo Rivas al ser entrevistado por el impulso.com.
Guaidó ha incurrido en las últimas actuaciones en una gran improvisación en lo que puede ser la materialización de la política, porque su papel fundamental es el de liderar el movimiento opositor como presidente de la Asamblea Nacional, el único poder público que no está en manos del régimen.
Al nombrar a un gran número con disimulado cariz de comisionados en lugar de ministros, evidentemente está conformando un gabinete ejecutivo, que no va a poder ejercer funciones porque no dispone de los medios, ni el ambiente para hacerlo.
Pero, el error se agranda porque al hacer los nombramientos carece de elementos conceptuales, que no están contemplados en la Constitución, ni en las leyes que rigen la administración pública.
La carencia de esos elementos hace que esa actuación merezca el calificativo de improvisación.
A través de las redes y las informaciones provenientes del ámbito político, se hace notorio que esa decisión de Guaidó responde a la ambición política del grupo más cercano que lo está respaldando. Si es así, se estaría sometiendo a la voluntad de un círculo que ya tiene la mira en el poder de la administración de un posible gobierno de oposición.
Guaidó no puede en estos momentos estar en las nubes, pensando en la realizaciòn de un gobierno si antes no se cumplen todas las condiciones para que, como él mismo ha propuesto, cese la usurpaciòn, se haga un gobierno de transición y se realicen unas elecciones constitucionales; es decir, transparentes y bajo la mirada de los observadores internacionales.
Hay que reconocer que los porcentajes de los sondeos de opinión sitúan a Guaidó como el principal líder de la oposición u ese liderazgo amerita que actúe con pie firme, sin improvisación alguna, para poder concretar la unidad opositora y darle una solución política al país, que es la aspiración de la mayoría de la población. La salida está planteada en la Constitución y a ella debe recurrir plenamente Guaidó.
