Los habitantes de la capital del municipio Torres no salen bien de un problema para ser afectados por otro, lo que podría significar una falta de gerencia en materia de servicios públicos.
El caso de la falta de agua, si bien ha mejorado algo durante los últimos meses, nunca ha sido óptimo, según dirigentes sociales, a causa de los enfrentamientos que por motivos netamente políticos mantienen las autoridades regionales, municipales y nacionales.
Aunque racionada en la mayor parte de la ciudad, el líquido vital está llegando a los hogares caroreños, aunque persiste el temor de que en cualquier momento el problema pueda reaparecer con la gravedad de hace algunos meses cuando colapsó el sistema procedente de la presa Cuatricentenaria o de Atarigua.
Hace pocos días el problema se presentó con el sistema de recolección de los desperdicios sólidos, o la basura, que tampoco ha sido nunca de primera calidad.
Los trabajadores del Instituto Municipal de Aseo Urbano de Torres (Imauto), paralizaron sus labores en protesta por la falta de pago.
Resulta que gracias a un convenio con la alcaldía, Corpoelec incluye en sus recibos el cobro por el aseo urbano, pero desde hace unos cuantos meses no traslada esos ingresos al Imauto y por ende el organismo no puede cumplir con los compromisos con su personal adscrito a un sistema de cogestión obrera.
A pesar de que la empresa eléctrica aportó parte de su deuda, lo que permitió la reanudación de la recolección de la basura, el servicio no se esté prestando a plenitud, aparentemente por falta de camiones recolectores que sustituyan a los que llevan años en servicio.
En cualquier calle o avenida de Carora es ya común observar losmontones de bolsas negras o pipas contentivas de desperdicios, algunas con olores pestilentes por tener varios días bajo el sol o la lluvia.
“No hay recursos para reparar camiones, e incluso han tenido que ser retirados algunos asignados a las capitales parroquiales”, dijo un trabajador de Imauto que prefirió mantener el anonimato.
Pero también han venido surgiendo últimamente basureros públicos en diferentes sectores de la ciudad, constituyendo focos de contaminación para las comunidades inmediatas, además de un feo y maloliente paisaje que dedice mucho de la Carora limpia de la que se ufanaban sus habitantes.
“Aquí la basura la están recogiendo cada semana, a veces, cuando ya existen muchas bolsas y las moscas se reproducen por millones, además de que los perros rompen los recipientes y riegan todos esos desperdicios”, dijo una vecina en la avenida Francisco de Miranda mientras señalaba un promontorio al que nadie se podía acercar por los malos olores que de él salían.
En síntesis, Carora necesita mayor atención oficial para resolver los múltiples problemas como el del agua y el de la basura, considerados como los más graves.
Fotos: Luis Salazar