Tres protestas en lo que va de semana, por una misma causa: la deuda que mantiene Hidrolara con los conductores de los cisternas del llenadero Jacinto Lara, en la vía a Quíbor. Ayer cerraron una vez más la avenida Florencio Jiménez, en reclamo del pago correspondiente a nueve semanas de trabajo.
Franklin Dudamel, de la cooperativa Asoagua, declaró que no hay voluntad por parte de la hidrológica en socorrerlos a pesar de que, en una reciente reunión, manifestaron los inconvenientes surgidos en sus grupos familiares. “Diciembre está por llegar y no tenemos cómo comprarle los estrenos a los muchachos”, expresó.
Añadió que no es el primer incumplimiento de pagos: “Siempre es el mismo cuento. Exigimos el dinero por nuestras largas horas de trabajo; a las comunidades hacemos hasta cinco viajes diarios”. Solicitó a la presidenta de Hidrolara, ingeniera Adriana Díaz, la cancelación inmediata de dichas semanas.
El paro sigue
Antes de las 8.00 de la mañana, la vía Quíbor quedó cerrada en ambos canales de circulación, a la altura del kilómetro 12, con la medida de protesta que realizaron los conductores de cisternas. Alrededor de 220 unidades fueron estacionadas en plena vía para impedir el recorrido del tránsito automotor.
¿Las consencuencias? Además de las molestias en los usuarios del transporte público y personas de carros particulares atrapados en las largas colas, está el hecho de que numerosas comunidades e instituciones públicas quedaron sin agua. El llenadero Jacinto Lara surte a las parroquias Aguedo Felipe Alvarado. Cují, Tamaca y Juan de Villegas.
Aidé Silva, habitante del sector Villa de Nazareno, informó que en su domicilio atraviesan muchas incomodidades por la falta del vital líquido. Se bañan con el agua que les facilita una de las vecinas, con un tanque de gran capacidad. Para preparar los alimentos debió comprar agua mineral.
Lamentó que entre la hidrológica y los manifestantes no existan entendimientos, en el tercer día de protesta. “Nosotros somos quienes más sufrimos: sin agua ni transporte para avanzar hasta las comunidades”, declaró la humilde dama.
Con el cierre de la vía, se veía a personas de la tercera edad, embarazadas y discapacitados, bajo los inclementes rayos del sol. Mientras que los mototaxistas hicieron su agosto con el traslado de los usuarios. Hasta 50 bolívares cobraban para llevarlos hasta la parada de El Tostao donde esperaban las busetas.
“Están cerrados al diálogo”
Por su parte, Adriana Díaz, presidenta de Hidrolara, declaró que la propuesta de la institución a su cargo fue “cancelar cuatro semanas hoy (ayer) y, en un lapso de una semana, cancelar otras tres semanas, dando tiempo para conseguir la totalidad de los recursos”, expresó.
Aclaró que es una situación normal la acumulación de semanas porque, desde siempre, ha sido la modalidad de pago: “Vamos cancelando por partes o bloques, ellos lo saben (los conductores de cisternas) sin embargo no dan tregua y volvieron a cerrar la avenida Florencio Jiménez”.
Reiteró en la advertencia de que las instalaciones del llenadero Jacinto Lara no pueden ser tomadas de manera arbitraria porque corresponden a un bien del estado Lara de servicio social. Reprendió a quienes, a sabiendas del compromiso con las comunidades, “dejaron sin el vital líquido a los sectores populares donde no hay acueductos, a los centros asistenciales y escuelas donde los niños necesitaban agua”.
Fotos: Ángel Zambrano