Un emotivo homenaje rindieron los intelectuales larenses al maestro Andrés Bello en los 231 años de su natalicio. Por una parte, la Asociación de Escritores del estado Lara (Asela) se congregó en los espacios del Museo de Barquisimeto a fin de exaltar la obra de Bello y de esa manera celebrar el Día Nacional del Escritor. Luego de realizar un minuto de silencio en memoria de los aselistas fallecidos, el profesor Alfonso Jiménez, presidente de Asela, ofreció las palabras de bienvenida a la audiencia, destacando que al tocar la poesía y el papel, conoció a Bello.
“Don Andrés Bello, además de que fue maestro del Libertador era un gran lector, se dice que a los 11 años leyó el Quijote. Andrés Bello, leía y comía, a veces, olvidaba comer. Su gran preocupación fue la lectura. Se dice que Bello enseñó a leer al pueblo de Chile”.
El paisaje gastronómico de Bello
Posteriormente, el escritor y poeta Freddy Castillo Castellanos, realizó un sensible discurso sobre el oficio de escribir y el Bello que le cantó a los frutos de la tierra, a la agricultura, al Bello que concibió la cultura a partir de la agricultura con su obra Silva a la agricultura de la zona tórrida.
“Celebramos el Día del Escritor bajo la sombra fecundante de Andrés Bello. Una sombra equilibrada y culta. En ese sentido, se nos ocurrió trabajar algunos aspectos que sirven de referentes a lo que hemos denominado el paisaje gastronómico de Andrés Bello”. A partir del citado estudio, el doctor Castillo abordó la forma en que el maestro Bello exalta ese paisaje gastronómico que nos caracteriza mediante su Silva inagotable.
“Venezuela y Chile estaban presentes en la memoria alimentaria de Bello… podríamos encontrarnos con una torta de chocolate y merey, servida con cambures en almíbar para completar una apoteosis bellista de la Zona Tórrida, la consagración del cacao como auténtico manjar de los dioses”. Andrés Bello, prosiguió, halagó la necesaria protección de dicho cultivo.
Bello, señaló el ex rector de la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy, UNEY, tuvo la precaución de preverlo todo en su obra, además, hacernos un guiño a los larenses. “Además de café y tabacos de Cumaná, habrá cocuy de Lara, la mejor bebida de estas tierras sedientas”.
Palabras para los escritores
En un segundo tiempo, el doctor Castillo Castellanos reflexionó sobre el hecho de escribir, expresando que se trata de ejercer una verdadera fidelidad a dicha vocación.
“En el siglo pasado se habló mucho del compromiso del escritor con énfasis en lo político y en detrimento de la adhesión básica. Cuando esta fidelidad se da, no hay fuerza humana ni divina, tal vez, que doblegue al escritor y lo ponga al servicio del fanatismo o de dogmas”. La palabra poética, añadió el abogado, sobrevive a las desgracias, a las querellas y a las catástrofes. Cuando es perseguida, se va a las catacumbas, pero aún en ellas, sigue viva, viva en su silencio y en sus pausas, esperando mejores ocasiones, tal vez, sea ese su destino… invocarla para hablar en nuestro país, en estos tiempos de grandes discordias, es una manera de sentirse acompañado y de intentar una forma de diálogo más profundo.
“Si algo echo de menos ahora en Venezuela, es la ausencia de momentos que nos permitan hacer un alto en la refriega cotidiana, si lo hiciéramos, tal vez, pudiéramos atender algunas voces ocultas u olvidadas en esta época de saltos y de gritos”.
Sostuvo que cuando hablamos de escritores se trata de voces, no de ecos. “Los ecos son esos que aturden a veces con el rebullicio de la desmesura, de quienes sólo hablan a punta de un lenguaje que responde circunstancialmente a realidades muy limitadas”. Sin pretender atribuirle al escritor un rol estelar, manifestó, pidámosle que sea escritor, que su respeto por la palabra no lo pierda ni deje de oficiarlo en ningún momento. “No estamos proponiendo neutralidades a juro o abstenciones, pero cuando tome partido, lo haga con su verbo, pensando que se trata de tomar posición para buscarle salidas al conflicto, no para atizarlo más. El mejor homenaje a Bello es recoger sus enseñanzas en la elegancia de la moderación y la firmeza del equilibrio en momentos difíciles”.
Memorias de Altagracia
Luego de una honorable misa cantada efectuada en la iglesia Nuestra Señora de Altagracia, la Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela, capítulo Lara, se encontró en la plaza Altagracia a fin de cumplir con la programación prevista. Vale destacar que fue inaugurado un mural en un espacio de la plaza que busca rescatar el arte de la caligrafía, así como el valor de la palabra. El mural fue realizado por estudiantes de la Uney, bajo el nombre de Colectivo 7picas.
La celebración se vio aderezada por la exposición de pintura de la creadora Aracelis Moor, quien pintó a varios escritores del país. El poeta y escritor Antonio Urdaneta abrió el festín que rindió homenaje al escrito Renato Agagliate y a la presentación del anuario Cuadernos de Altagracia, contentivo de varias obras: Barrio de Paya (Erick Jimeno), La Natividad en la Altagracia de Quíbor (José Manuel Mendoza), entre otros textos. Asistieron a este maravilloso encuentro diferentes colectivos y grupos de jóvenes poetas de la región.
Fotos: Jairo Nieto