Sin tregua: “Palabras para Venezuela” (y III)

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 … a Juan Miguel Rábago, dedico.

En este evento, «Palabras para Venezuela», organizado por Banesco, estuvo Felipe González, quien fuera presidente del gobierno español entre 1982 y 1996, siempre mediante el método constitucional de tener mayoría parlamentaria en tres sucesivas elecciones. Incluso cuando perdió con José María Aznar en 1996 fue con desventaja de 1% lo que indica el nivel de popularidad de su gobierno. El tocayo González, que para el año de la muerte de Franco ya era de la directiva del partido socialista en la clandestinidad no obstante su juventud, fue electo secretario general a los 34 años y a los 40 ganó las elecciones generales de España con 49 % de los votos. Para ese momento la corriente renovadora del PSOE, liderada por él, se había impuesto, eliminando, entre otras cosas, el marxismo como referencia de sus estatutos.

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La transición de la dictadura a la democracia en España tuvo varios protagonistas estelares. Uno de ellos fue el rey Juan Carlos quien desbarató el golpe militar del Teniente Coronel Tejero y sus secuaces quienes habían secuestrado a todo el gobierno y todo el Congreso. También el primer presidente de gobierno – centro derecha – Adolfo Suárez a quien la Historia, seguramente, le hará estatuas de homenaje por su altura de estadista que hizo posible esa difícil transición pacífica. Hay varios más. Uno de ellos, Felipe González, cuya obras de gobierno – polémica y con muchas apuestas arriesgadas – transformó España, que era una especie de país enclave tercer mundista dentro de Europa, para llevarle al nivel del quinto país con mejor calidad de vida en el viejo continente.

El ingreso per cápita de España cuando entró Felipe al gobierno era de 4.500 dólares y quince años más tarde era de 20.000 dólares per cápita y mejor distribuidos, dice Felipe refiriéndose a que el abismo social entre ricos y pobres

se achicó en una gran proporción. Millones y millones de trabajadores ascendieron socialmente y sus familias se transformaron en clase media estable. ¿Por qué? Porque se crearon millones de empleos productivos, estables, de calidad, con mejores salarios y grandes beneficios sociales en un proceso duro pero necesario de reconversión industrial, sustituyendo las viejas, obesas e improductivas empresas estatales del franquismo por plantas moderna, altamente productivas y competitivas promovidas mediante un masivo programa de inversiones privadas y el ingreso a la Unión Europea. Aumentó casi dos millones el número de pensionados. Se universalizó el sistema de salud – hace dos años el rey Juan Carlos debió ser operado y lo hizo en un hospital público de España, no en Cuba – con calidad del primer mundo para todos y se logró un salto en cantidad y calidad en la educación. Se amplió el seguro de paro para proteger al desempleado.

«El papel básico del sector público es más y mejor educación, más y mejor asistencia sanitaria. Eso es una redistribución indirecta del ingreso, que no pesa sobre la competitividad del sistema, sino que la mejora, porque mientras más educación y mejor salud más capaces seremos de competir en este mundo de la globalización», dijo Felipe.

¿Neoliberal? Para nada, salvo que para cierta «izquierda» existe el mito del estatismo que ya analizamos en la entrega anterior. O los mitos de destruir la riqueza. Observemos sus palabras sobre la moda desreguladora: «Es un peligro público, porque el mercado sólo funciona con reglas, cuando no hay reglas no funciona el mercado, funciona la ley de la selva, por tanto las reglas son una protección para todos, en el mercado y fuera del mercado, pero en el mercado desde luego, por tanto la desregulación es un desastre y la hiper-regulación estatista también».

¿Cuál socialismo? Esto definió: «He sido y soy un socialista democrático toda mi vida – la izquierda en el mundo, por mucho tiempo ha creído que ser socialista es redistribuir riquezas y no ingresos; supone que es nacionalizar en lugar de estimular el crecimiento de la riqueza y redistribuir cada vez más ingresos – Cuando me decían que yo era demasiado moderado, que había abandonado las ideas, decía: No, no, a mí lo que me importa son las condiciones de vida de los ciudadanos españoles, cuáles eran cuando llegué y cuáles son ahora que salgo y en que camino van… Una buena iniciativa privada es más eficiente en la creación de riqueza; pero retirarse de la generación directa del producto bruto dándole un espacio de oportunidad a la iniciativa privada, a los emprendedores, no significa que el Estado no tenga responsabilidad social para redistribuir el excedente de ese crecimiento de la riqueza… Se trata de distribuir los frutos del árbol y no el árbol que solo se puede distribuir una vez… La izquierda – por cierto también la derecha hace eso – habitualmente, se casa con los instrumentos y no con los objetivos cuando debería ser al revés… Si el objetivo es llevar agua potable a la gente, la izquierda está casada con el instrumento, el agua potable la tiene que potabilizar el Estado, pero el Estado no tiene recursos, ah púes!, entonces la gente no bebe agua potable».

Sobre América Latina y sus oportunidades de hoy, dijo Felipe: «Las materias prima van a seguir crecientemente demandadas y los países que las poseen o pueden poseerlas o tienen reservas, tienen un largo recorrido de bonanza… que no es de desarrollo. Porque la variable estratégica fundamental para el desarrollo sigue siendo el capital humano… si no diversificamos nuestra economía, nuestra producción y si no incorporamos el talento humano o la creatividad, el modelo se agotará».

Los resultados de éxito alejándose de los mitos fracasados, pues, eso es lo que en realidad irritó a los jerarcas chavistas de líderes como Felipe González. Porque la «revolución» falsa de aquí, está llena de mitos y palabrerías pero carente de resultados, salvo que los precios mundiales del petróleo, fijados mediante precios capitalistas de mercado, junto al masivo endeudamiento nacional les permiten paliar – o maquillar – un tanto el desastre que vivimos los venezolanos. Invito a mis lectores en este espacio a leer y estudiar a los protagonistas de esta jornada reflexiva: «Palabras para Venezuela». Especialmente a los «camaradas» del PSUV. A ver si salen de esa oscurana.

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