El miércoles santo en mi pueblo amado,
sale en procesión Jesús inmolado.
Con la cruz a cuestas, caminaba el Cristo,
derramando sangre hacia el sacrificio.
Oh Dios grande y puro, amoroso y bueno.
Oh Jesús de amor, Jesús Nazareno.
El más vil tormento soportó el Señor
para que tengamos de Dios el perdón.
Su cuerpo azotaron, y de Él se burlaron.
Su rostro escupieron, su piel desgarraron.
Son gotas de sangre, gotas de dolor,
las que en el calvario derramó el Señor.
Y murió el cordero, el crucificado,
pidiendo perdón por nuestros pecados.
Por eso están tristes las rosas de abril,
y todas las flores que tiene el jardín.
Su preciosa sangre por ti derramó,
y ahora somos salvos por su gran amor.
Si eres hombre justo, se sacrificó,
si eres hombre injusto, El también murió.
Por su santa gracia su vida ofrendó
para que tengamos nuestra salvación.
Pero no está muerto, ha resucitado,
venciendo la muerte, venciendo el pecado.
Cultiva su amor, abriga sus sueños
porque el Nazareno es Urachicheño.