El año 2015 el vals Como llora una estrella cumplió un siglo y pese a ser una pieza emblemática de la música larense ha entrado en el olvido, como su autor el maestro Antonio Carrillo y vale la pena refrescar esta historia para los olvidadizos y para las nuevas generaciones. El 29 de octubre de 1892 en esta ciudad de los crepúsculos y capital musical de Venezuela vino al mundo Antonio Carrillo, músico y compositor, uno de los máximos exponentes de la música larense.
Hijo de Manuel Castillo y Micaela Carrillo, su mamá pronto entendió la inclinación del pequeño por la música. Fue fino ejecutante de instrumentos de arco, de plectro y piano. Y de cuerdas, por supuesto. Y director de agrupaciones de porte clásico y popular. Fue un barquisimetano destacado por su amplio y delicado aporte a la música regional.
Al notar en el niño su gusto por la música, su tía la renombrada profesora de piano Trina Castillo, asumió la tarea de enseñarle las primeras lecciones de teoría y solfeo. Con el maestro Rafael Monasterios Antonio descubrió la mandolina al dar sus primeros pasos en este instrumento que tocaría toda su vida con gusto y delicadeza, de la cual llegó a ser un virtuoso.
A los 16 años tuvo su primera actuación como integrante de la estudiantina «Las Diosas». En 1910 ya era primer bajo de la Banda del Estado Lara. Desde los dieciocho años formaba parte de varias agrupaciones musicales de la época, entre ellas la famosa Orquesta Mavare, por supuesto. Estudió composición y armonía con el Maestro Pedro Istúriz Meneses
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Pedro_Ist%C3%BAriz_Meneses&action=edit&redlink=1, con quien también aprendió a copiar música. Por su gran talento fue designado primer bombardino y al poco tiempo sub-director de la Banda del estado Lara hoy banda de conciertos que lleva su nombre.
Según el cronista Rafael Miguel López, Carrillo no fue un mandolinista más, sino un ejecutante de estilo único y personal. Con idéntica maestría que tocaba la mandolina, fue diestro en el piano, la flauta, la guitarra, el bombardino, casi todos los instrumentos. Con la misma fuerza que interpretaba se entregaba al delirio de las composiciones, donde aportó al repertorio popular una amplia variedad de finas piezas, entre ellas El saltarín, emblemática obra de Barquisimeto y su autor, quien bien merece una estatua y un bulevar, por su aporte al acervo cultural larense.
Alfredo Sadel visitaba a Barquisimeto con frecuencia y se hizo muy amigo del gobernador Miguel Romero Antoni y de su hermano Juan quien presidía Fundalara, entidad que patrocinó la grabación de diez temas larenses por el Tenor Favorito de Venezuela. Sadel escogió entre ellos “Como llora una estrella” en la versión literaria que más agradaba al maestro Carrillo, la del músico de Los Teques Arnoldo Vivas Toledo y se hizo acompañar con la orquesta dirigida por Antonio Ramos Barrios, un barquisimetano de familia de músicos quien había iniciado estudios con el Maestro Carrillo.
El compositor Gilberto Mejías Palazzi decía que una música de la naturaleza de la obra de Antonio Carrillo sólo podía interpretarse como lo que era: música del alma. Eran los tiempos en que la inspiración de artistas como Carrillo acrisolaba una intensa obra de elevada sensibilidad. Además de gran compositor Carrillo fue un dedicado educador de la música, fundó la Escuela de Música de Duaca
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Escuela_de_M%C3%BAsica_de_Duaca&action=edit&redlink=1 y dirigió la Banda Oficial de la capital del municipio Crespo. También dirigió la Escuela de Música de San Felipe
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Escuela_de_M%C3%BAsica_de_San_Felipe&action=edit&redlink=1 e
impartió clases en la Escuela de Música del Estado Lara, actual Conservatorio de Música Vicente Emilio Sojo
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Conservatorio_de_M%C3%BAsica_Vicente_Emilio_Sojo&action=edit&redlink=1.
Su labor en la docencia y preocupación por las «Escuelas de Música» fue muy reconocida. Con el Botón Carrillo en Duaca rinden homenaje a los músicos más destacados de la región. En 1953 https://es.wikipedia.org/wiki/1953 Antonio Carrillo estimuló y participó en la fundación de la Unión de Compositores Larenses. El reconocido maestro Martín Díaz Peraza creó una coral y la distinguió con el nombre del maestro Carrillo. Las estudiantinas del mundo incluyen Como llora una estrella en su repertorio como pieza casi obligatoria para estas agrupaciones de cuerdas hasta en Japón.
En 1915 Carrillo compuso el vals instrumental Como llora una estrella que de manera sorprendente ha tenido hasta siete letras, todas muy bellas pero la de más gusto por el maestro Carrillo fue la de Arnoldo Vivas Toledo, un músico de Los Teques, versión que en la voz del cantante mexicano Marco Antonio Muñiz le dio la vuelta al mundo y llevó nuestra icónica pieza a distintos públicos.
Según el colega periodista y además músico Isaac del Moral, el profesor Napoleón “pololo” Arráiz escribió dos letras, una grabada por el margariteño Perucho Aguirre y otra por Seferino Romero. Además existen una de Juan Ramón Barrios y otra del mandolinista Ricardo Mendoza. Otra versión de letra diferente es la cantada por el tenor y médico Jesús Sevillano, escrita por el larense Elisio Giménez Sierra, nacido en el pueblo de Atarigua, muy distinta a la cantada por Marco Antonio Muñiz y Alfredo Sadel.
El periodista Rafael Montes de Oca contó que una de aquellas noches de bohemia, luego de un ligero ensayo los músicos se acercaron a la casa cural de la Iglesia Concepción a serenatear al padre Carlos Borges. Amante de la música, al escuchar los acordes de la primera pieza el cura abrió los portones y los músicos entraron a la vieja casona reconstruida por el padre Macario Yépez junto al templo de la inmaculada Concepción, frente a la plaza Bolívar.
Con sana humildad le presentaron dos piezas aún sin nombre. Al tema de Cecilio Acosta Gadea el padre Borges puso de nombre Mar Azul. El melómano sacerdote también escuchó con atención el vals de Carrillo. “No tiene nombre todavía”, advirtió el mandolinista al terminar la interpretación. A la luz de los astros de aquella noche y sin vacilar, el padre Borges bautizó la pieza: Se llamará “Como llora una estrella”. Y así se quedó.
Marco Antonio Muñiz Como llora una estrella
Juan José Peralta