Hace un siglo, en 21 de septiembre de 1919, nace en Buenos Aires, Argentina el científico y filósofo Mario Bunge, uno de los más destacados pensadores vivos del presente. Tal reputación se la ha hecho merecedor por haber empleado de manera magistral ese elemento fundamental de la modernidad: la crítica. En este sentido ha sido un duro y tenaz crítico de lo que ha llamado las psudociencias, tales como el psicoanálisis de Freud, pues, según él, no emplea el médico austriaco el método científico, la hipótesis del gen egoísta de Dawkins, la teoría de los juegos, la sociobiología como una suerte de darwinismo social. De la misma manera ha atacado firmemente al economicismo marxista, la “brillante apariencia científica” de la economía neoclásica, la carencia de pruebas empíricas de la parapsicología, la medicina tradicional, la medicina holística, la homeopatía. De igual manera ataca a dos filósofos alemanes que resultan ser unos charlatanes a los cuales no se les entiende su discurso, que leerlos es una verdadera pérdida de tiempo: ¡Hegel y Martin Heidegger!
Cuando escribo sobre este demoledor de mitos y pseudo verdades que es nuestro paisano latinoamericano don Mario Bunge, no puedo menos que pensar en otros célebres críticos de las pseudo ciencias y de las medio verdades: Carl Sagan (El mundo y sus demonios), Stephen JayGould (La falsa medida del hombre), el lingüista judío estadounidense Noam Chomsky y el sociólogo Immanuel Wallerstein, quienes han dedicado lo mejor de sus intelectos a desenmascarar los grandes falsedades que pasan por verdades científicas.
A Bunge se le reconoce como filósofo de las ciencias, y quien a diferencia de otros epistemólogos de la ciencia, como Karl Popper, sí tiene una sólida formación científica, pues obtuvo el título de físico nuclear en la Universidad del Plata, Argentina. Ello le ha dado un piso muy firme para criticar las falsas doctrinas científicas, tales como la actitud y práctica operacionalista, o sea reducir toda la realidad a una realidad observacional, la cual según él, daría lugar a una auténtica decapitación de la ciencia.
Cuando era muy joven escribió un texto que ha hecho historia y hasta podíamos decir que se ha convertido en un auténtico clásico: La ciencia, su método y filosofía, el cual sale de su pluma en 1959. Esta obra ha sido de consulta casi obligada en las carreras universitarias de Venezuela y América Latina. En esos mismos años ofrece a Albert Einstein traducir sus obras al castellano, proposición que el sabio judío y alemán rechaza con afabilidad. Existe una biografía de Banesh Hoffman del padre de la Relatividad que lleva un hermoso prólogo de Bunge. Allí explica a qué se debe la enorme popularidad de este sabio de aspecto hippie.
Bunge vive actualmente en Montreal, Canadá, donde enseña en la Universidad de Mc Gill desde 1960. Allí se establece luego de sufrir persecuciones por parte de los regímenes militares derechitas argentinos por sus ideas políticas este duro crítico del socialismo totalitario soviético y entusiasta defensor del socialismo democrático. En este país ha escrito obras de extraordinario valor científico y moral, tales como Filosofía para médicos, libro que recomiendo ampliamente a los galenos nuestros interesados en saber cómo su oficio está íntimamente conectado a la filosofía. Otro será Teoría y realidad, así como La investigación científica. Hay uno de ellos que me cautiva mucho por su amenidad: 100 ideas. El libro para pensar y discutir en el café.Son muy interesantes ¿Tiene porvenir el socialismo?, Las pseudociencias. ¡Valla timo!, Las ciencias sociales en discusión,Economía y filosofía. Sabemos que Bunge no es tan popular como otros filósofos, como Habermas, Sartre o el español Ortega y Gasset por ejemplo, es por ello que la editorial española Laetoli prepara la edición de sus obras completas en 10 tomos, lo cual es una excelente idea para dar a conocer el riquísimo pensamiento de este genial pensador al que en cierta ocasión me atreví llamarlo el Lucrecio Caro del siglo XXI.
Luis Eduardo Cortés Riera