El escaso tráfico de la Panamericana y la Autopista Regional del Centro, en día de semana y horario de trabajo es síntoma elocuente de una economía postrada. Las familias la sienten en el dinero que no alcanza para comprar lo que escasea. Las otrora activas zonas industriales de Aragua y Carabobo, en los galpones vacíos, las calles solitarias, el poco movimientos de camiones y gandolas.
El jueves fui a Valencia. Invitado por la directiva del Ateneo y la Comisión de Cultura del Hotel Hesperia, presento en Valencia mis libros Sobre la Vida Civil y El Senado, editados respectivamente por Dahbar y ABEdiciones de la UCAB. Mientras Charito Rojas, maestra de ceremonias del sencillo acto, hacía sus comentarios agudos sobre el presente y el amable presentador Helis Mercado, Presidente del Ateneo comentaba esos dos trabajos míos, ambos con amistosa generosidad, miraba el auditorio. Aparte de Mercado, otro ex rector de la Universidad de Carabobo el jurista Aníbal Rueda y el fundador de la Universidad Tecnológica del Centro César Peña Vigas, siempre con ideas e inquietudes. Se excusó la rectora Jessy Divo. La universidad, sede natural del pensamiento crítico, del conocimiento y de la búsqueda intelectual, ha sido blanco del ensañamiento del poder en estos años y sigue ahí, librando su batalla por mantenerse en pié. Dos jóvenes políticos promisores, exponentes de las nuevas generaciones de dirigentes que han tenido que formarse en un ecosistema hostil, como el alcalde León Jurado de San Diego y quien fuera alcalde de Naguanagua y candidato a la gobernación Alejandro Feo La Cruz. También el rostro fresco de Marlon Díaz, Presidente de la FCU, más joven que los antes mencionados, porque la producción no se detiene. Pedro Rondón Haaz, quien ejerciera dignamente la altísima responsabilidad de ser magistrado del Tribunal Supremo de Justicia. Había profesionales destacados, profesores universitarios, empresarios, periodistas y columnistas, dirigentes políticos y sindicales, representantes de organizaciones de la sociedad civil. Hombrees y mujeres nacidos en el país y venidos de otras tierras pero que sienten a ésta como la suya propia, porque aquí fueron recibidos y pudieron realizar sus sueños, a punta de esfuerzo. ¡Cuánto talento! No podía evitar pensar. Talento y experiencias que deberíamos estar aprovechando para hacer de este país la tierra de esperanza que puede y debe ser. ¡Cuánta capacidad para emprender, para crear, para innovar! En la sala había una muestra de las energías y el potencial de la región carabobeña. Una fuerza gigantesca que no tenemos derecho a dejar que se pierda.
Tendemos a vernos como un país rico por nuestros recursos naturales. Es una visión errada por incompleta. No somos un país rico, pero podemos serlo. Depende de nosotros los venezolanos poner a rendir ese inmenso potencial. Otros pueblos del mundo lo han hecho ¿Por qué nosotros no? Venezuela es mucho más que este accidente histórico. Los venezolanos somos mucho más que esta durísima crisis que superaremos. A ciento noventa y ocho años, esa es la nueva Batalla de Carabobo.
Ramón Guillermo Aveledo